«La vida de Newman es muy elocuente por su honestidad con esa verdad que iba descubriendo»
Francisco Javier Calvo es miembro del comité científico de la cátedra John Henry Newman, de la Universidad Católica de Ávila —y patrocinada por la Fundación Sicómoro—. El nombramiento como doctor de la Iglesia «era una noticia esperada porque Newman es una luz para toda la Iglesia del siglo XXI», asegura el experto
¿Cómo habéis vivido y cómo valoráis el anuncio de nombramiento de Newman como doctor de la Iglesia?
Ha sido una gran alegría, aunque era una noticia esperada porque John Henry Newman es una luz para toda la Iglesia del siglo XXI. Ya lo fue para muchísimos teólogos y creyentes en el contexto del Concilio Vaticano II, y lo sigue siendo hoy. Ahora mismo la actualidad de la obra de Newman es total. Yo pasé varios años estudiando en Roma y sabía que el Dicasterio para las Causas de los Santos tenían bastante avanzada la propuesta del doctorado, pero no imaginé que fuera a salir tan pronto. Ha sido un regalo del cielo.
Entiendo que no es una casualidad que León XIII lo nombrara cardenal en su momento y que vaya a ser León XIV el que lo nombre doctor de la Iglesia.
No es casualidad. Tuve la oportunidad de estar en la plaza de San Pedro el día de la fumata blanca, y cuando el cardenal Prevost, elegido Papa, escogió ese nombre enseguida se me vino a la cabeza León XIII, la Rerum Novarum —sobre la doctrina social de la Iglesia— y John Henry Newman.
El Santo Padre tiene una gran sintonía con el neodoctor porque san Agustín fue la gran raíz de la teología de Newman. Con muchísima más apertura, evidentemente, pero tiene una presencia enorme. De hecho, lo más conocido de la obra teológica y filosófica de Newman, que es su apuesta por la conciencia, la recta conciencia, como el lugar donde la voz de Dios aparece de una manera natural en todo hombre, es claramente de tradición agustiniana.
«Ahora mismo la actualidad de la obra de Newman es total». ¿Por qué?
En primer lugar porque Newman fue una persona profundamente honesta en la búsqueda de la verdad. Hoy necesitamos más que nunca santos que en vez de emitir teorías, nos den ejemplo con su vida, una vida que transparente al Señor. Y el caso de Newman es muy elocuente porque todo su empeño fue ser honesto con esa verdad que iba descubriendo y que le llevó de la Iglesia anglicana a la Iglesia católica. Ese trabajo intelectual, ese trabajo de predicación como sacerdote anglicano, le llevó irremediablemente a aceptar que la verdadera Iglesia está en el catolicismo.
En segundo lugar, porque Newman trabajó incansablemente por difundir la armonía entre fe y razón, y entre la teología y la filosofía. La teología como rectora de todas las ciencias, para que una ciencia en particular se convierta en dominadora, sino que sea Dios el que vaya guiando esa búsqueda de la verdad de cada ciencia, y la filosofía como puente de este trabajo. Creo que es una enseñanza clave para hoy, que vivimos un mundo universitario tan especializado.
Por último, por la importancia del acto de de. Es decir, la fe como una decisión en lo más íntimo de la conciencia de la persona. Evidentemente potenciada por la razón, pero que va más allá, que está en el «hondón del alma», como diría nuestro Miguel de Unamuno. Esto Newman lo desarrolló en una obra maravillosa, su obra teológica más importante, que es Ensayo para contribuir a una Gramática del Asentimiento.
Vivimos en la actualidad un proceso sinodal que nos remite, de alguna manera, a las formas primigenias de la Iglesia. El neodoctor dedicó muchas horas de estudio precisamente a la Iglesia primitiva. ¿Qué reflexión subrayaría de Newman relevante para el momento sinodal en el que estamos?
No cabe duda de que el nombramiento como doctor de la Iglesia tiene que ver también con el momento actual que estamos viviendo en la Iglesia. John Henry Newman se dio cuenta del protagonismo del pueblo de Dios, la importancia del sensus fidei. En la herejía arriana, por ejemplo, que negaba la divinidad del Hijos de Dios, gran parte de la jerarquía eclesiástica se hizo arriana y la verdadera fe se mantuvo en el pueblo de Dios. Y en la sinodalidad es clave la escucha del pueblo de Dios, una escucha que, como digo, en ocasiones ha mantenido a la Iglesia en la verdad católica.
Le pregunto por último por la atención a los inmigrantes y los obreros. ¿Qué me dice de esta faceta de su vida?
Newman era un hombre profundamente caritativo. Después de su conversión al catolicismo, entró en el Oratorio de San Felipe Neri, en Birmingham, y allí se dedicó al trabajo, especialmente con los más necesitados. Aunque diría que la caridad de Newman tiene más que ver con esa necesidad de consejo, de aliento moral, y de aliento espiritual. En eso destacó siempre.