La vida de los otros. Nostalgia de la verdad - Alfa y Omega

La vida de los otros. Nostalgia de la verdad

Tras llevarse el Oscar a la mejor película de habla no inglesa, La vida de los otros, del director Florian Henckel von Donnersmarck, es ya una de las mejores películas de la temporada. Y lo es tanto por lo que tiene como por lo que no tiene…

Juan Orellana
Escena de 'La vida de los otros'

Ambientada en los últimos años de la Alemania del Este, el film nos cuenta la historia del capitán Gerd Wiesler, un concienzudo oficial de la Stasi, la todopoderosa policía secreta del régimen comunista, la Gestapo del Este, con más de cien mil agentes. Cuando, en 1984, le encomiendan que espíe en la intimidad a la pareja formada por el dramaturgo Georg Dreyman y su novia, la popular actriz Christa-Maria Sieland, no sabe hasta qué punto esa misión va a cambiar su propia vida y su forma de pensar. Si El hundimiento, de Olivier Hirschbiegel, es una aproximación humana —antes que ideológica o política— al nacionalsocialismo, La vida de los otros hace lo propio con lo que fue la otra cara de la moneda, el socialismo real.

Por un lado, la película hace una disección sutil e inteligente de los vicios y costumbres del totalitarismo comunista. Deja ver una vida sórdida, sustancialmente inhumana y corrupta, cuyas banderas son el miedo y la mentira. La sospecha es la forma habitual, casi oficial, de mirar la realidad. Pero lo más importante es el escaso valor de la vida humana, siempre susceptible de ser sometida a presiones, torturas, e incluso eliminada por motivos tan abstractos como ideológicos. Lo más trágico del film tiene que ver con la capacidad que tiene el citado miedo para corromper a las personas, para usar su debilidad o cobardía contra ellas mismas y contra las personas a las que aman, llevándolas incluso a las puertas del suicidio.

Pero esto no es lo más interesante de la película. Lo más impactante es el personaje de Gerd Wiesler, un hombre duro, hecho uno con la doctrina del Partido, y que un día, quizá por descuido, quizá por estar cansado, deja que se abra una fisura en su corazón, fisura que se extiende a su razón y a su libertad. Ese día comprende que la vida de los que está espiando es más plena que la suya, más atractiva, más verdadera…, más feliz. Basta eso. Ese día es el comienzo del fin del socialismo en la vida de nuestro siniestro capitán. Y, como Nicodemo, vuelve a nacer.

Ésa es la dinámica de la vida misma. La libertad del hombre se mueve ante un atractivo vencedor. El film tiene la suficiente inteligencia como para no hacer maniqueísmo barato, y nos adentra en la profunda infelicidad y soledad en que vive el capitán Wiesler, prototipo de oficial del régimen. Es decir, no sólo los represaliados son víctimas del inhumano sistema socialista, sino que los propios verdugos son las primeras víctimas de esa deshumanización. Es muy elocuente comprobar, por ejemplo, cómo, después de escuchar por los micrófonos a Georg y Christa que mantienen relaciones íntimas, en el seno de una relación de verdadero amor, Gerd busca abrazar la realidad, aunque sea de forma equivocada, apartándose de la abstracción ideológica en que vive, porque lo que ve en la pareja espiada despierta en él la nostalgia de una vida verdadera, con afecto y compañía. Este tipo de episodios son los que iluminan la conciencia de Gerd y le descubren paulatinamente que su vida está hecha para otra cosa, y que el socialismo es una radical mentira. Sobre esto el director declara: «Por encima de todo, La vida de los otros es una película sobre la capacidad de los seres humanos para hacer lo correcto, sin que importe lo lejos que se hayan adentrado por el sendero equivocado».

Decíamos que la película vale también por lo que no tiene. No hay en ella rencor ideológico, ni contrastes fáciles; no hay en ella exageraciones didactistas, ni recursos manipuladores. Es un film sencillo y limpio, ni siquiera cuenta con mucho dinero para su producción. Ulrich Mühe, que encarna al oficial Gerd Wiesler, hace un trabajo de interpretación espectacular, por su sobriedad y contención. También Sebastian Koch —el escritor— y la siempre excepcional Martina Gedeck —baste recordar Deliciosa Martha— dan lo mejor de sí en este drama, sin asomo de sobreactuación. Un guión de hierro.

La vida de los otros
Director:

Florian Henckel von Donnersmarck

País:

Alemania

Año:

2006

Género:

Thriller

Público:

+7 años

Cartel de 'La vida de los otros'