«La verdad hay que aceptarla» - Alfa y Omega

Una fotografía nunca refleja el profundo horror de una tragedia, pero sin ella carecemos de la prueba que documente nuestra memoria histórica. «Las fotografías abren puertas al pasado, pero también permiten echar un vistazo al futuro», afirmaba la fotógrafa Sally Mann. O «la fotografía podría esa tenue luz que modestamente ayudara a cambiar las cosas», soñaba W. Eugene Smith.

Las autoridades, obsesionadas por el control de la información, han prohibido el trabajo de los profesionales en los lugares más sensibles del impacto de la pandemia y esta falta de acceso en determinados países se ha traducido en una deficiente e irresponsable muestra de los hechos. El apagón informativo, con responsables de comunicación ignorando preguntas incómodas e imponiendo formatos de prensa absurdos, ha buscado maquillar los errores que se estaban cometiendo y edulcorar el drama diario.

Algunos políticos han justificado la censura en aras de proteger «el derecho a la dignidad y la intimidad» de las víctimas de la pandemia mientras exigían la resignación y la sumisión de los medios de comunicación al guion oficial. La opacidad ante lo que estaba ocurriendo en las residencias y hospitales perseguía, en realidad, esconder los graves defectos de los sistemas sanitarios, lo que ha impedido tener datos fiables de contagios y víctimas. Esta forma prepotente y absurda de actuar ha dado la razón al escritor y teólogo francés del siglo XVII François Fenelon cuando recordaba que «los más insolentes en la prosperidad son los más débiles y cobardes en la adversidad».

La infantilización de la población ha provocado la multiplicación de las actitudes negacionistas e irresponsables entre algunos sectores, y ha fortalecido una cínica doble moral por la que se nos permite ignorar a nuestros muertos mientras aceptamos sin rechistar los que se producen en otras catástrofes. Las autoridades lo tenían muy fácil si hubiesen escuchado a Josefina Aldecoa en La fuerza del destino: «Por cegadora, arrasadora y terrible que sea la verdad, hay que aceptarla y defenderla».

Gervasio Sánchez y Ricardo García Vilanova son coordinadores del libro de fotografías Pandemia. Miradas de una tragedia, editado por Blume y la AECID.