La Transición, en tinta china. De cuando en España nos reíamos de nosotros mismos - Alfa y Omega

La Transición, en tinta china. De cuando en España nos reíamos de nosotros mismos

La Transición ha pasado a nuestro imaginario común como la época en la que estalló la libertad. No fueron tan bien las cosas, pero al menos entonces sabíamos reírnos de nosotros mismos. La exposición La Transición en tinta china, de la Biblioteca Nacional, recuerda a todos la necesidad de tomar con humor las actuales urgencias políticas y sociales. Es un acierto recordar unos años en los que la política en España despertaba más el sentido del humor que no la división y la acritud

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Chumy Chúmez, colección particular.

La tira cómica, la viñeta, el chiste, el humor gráfico… han constituido, en la larga tradición periodística española, un género propio. Unos pocos trazos han bastado siempre para contar las noticias y analizar la actualidad política, con mucha más profundidad que un editorial o un reportaje de fondo. Durante generaciones, los españoles han conocido lo que pasa en nuestro país de un solo vistazo, gracias al talento de multitud de dibujantes dotados de una brillante capacidad para contar la realidad de manera incisiva. Y en España, de éstos, hemos tenido muchos, y muy buenos…

Desde finales de los setenta, aparece en las páginas gráficas de la prensa de nuestro país un objeto novedoso en la vida política: la urna. Eran los años del referéndum sobre la Constitución y las primeras elecciones democráticas, y multitud de viñetas ilustraban el estupor y el desconcierto ante un régimen político recién estrenado y sin usar: personajes pensativos preguntándose qué hacer con ellas, recuerdos de mi primera elección, terroristas apuntándolas con un arma, un tirador de tiro al plato gritando: ¡Urna!, y hasta un español encerrado dentro de una de ellas y gritando: ¡Socorro!

A medida que pasan los años y las legislaturas, el ansia de aire fresco va dejando paso a un regusto amargo: abundan en los chistes las referencias a las luchas de partidos, a las dificultades de la convivencia, a las ansias independentistas, a las manifestaciones, a las dudas ante la entrada en Europa, a la corrupción… La democracia no era aquello que nos habían contado, sino que también traía sus problemas. Pero, todo ello, tratado con humor, que es el mejor antídoto para que no se atragante la democracia…

La exposición La Transición en tinta china –hasta el 25 de agosto, en la Biblioteca Nacional de España– recoge 170 dibujos de veinticinco publicaciones distintas, la mitad de ellas ya desaparecidas; y reúne a los mejores nombres que ha dado el humor gráfico en el último siglo: Mingote, Gila, Chumy Chúmez, El Roto, Forges, Kim, Máximo, Peridis, Summers, Quino… La muestra es un homenaje a varias generaciones de dibujantes y publicaciones que han dejado una profunda huella en nuestro subconsciente democrático.

El humor gráfico es un género que, sin duda, necesita recuperar España cuando encuentre el buen sentido del humor, que parece perdido desde hace mucho tiempo. Porque, cuando uno se empacha de libertad, lo mejor es tomárselo a broma…, ¿O no?