A medida que nos aproximamos al 100º aniversario de las apariciones de Nuestra Señora de Fátima, un aspecto que a menudo pasa desapercibido es su sutil conexión con el Islam. La Santísima Virgen María se apareció a los tres jóvenes pastores cerca de la ciudad de Fátima, en Portugal, un lugar cuyo nombre honra tanto a una princesa musulmana como a la hija de Mahoma.
Durante el siglo XII, ejércitos cristianos trataron de tomar ciudades de España y Portugal que habían sido ocupadas por fuerzas musulmanes. En este periodo, un caballero de nombre Gonzalo Hermigues y sus compañeros capturaron a una princesa musulmana de nombre Fátima.
Algunas historias dicen que, tras su captura, Fátima se enamoró de Gonzalo y que poco después se comprometieron. Antes de su matrimonio, Fátima fue bautizada en la fe cristiana y recibió el nombre de Oureana. Se dice que las ciudades portuguesas de Fátima y Ourém reciben su nombre en honor de esta princesa musulmana.
Lo interesante es que la princesa musulmana llevaba el nombre de una de las hijas de Mahoma, Fátima bint Muhammad, mujer de gran reverencia en el islam.
La hija de Mahoma recibió también el título de al-Zahra, «la Brillante», y Mahoma dijo una vez de ella: «Tú serás la más bendita de todas las mujeres en el paraíso, después de María» (aunque los musulmanes no comparten las mismas creencias que los católicos en relación a la Virgen María, sí le guardan el más profundo de los respetos).
Según el sacerdote Miguel Ángel Ayuso, secretario del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, esta conexión puede ser una puerta hacia el diálogo.
Según señaló en el VIII Encuentro de Oración Islámico-Cristiana en 2014, «la Iglesia católica reconoce que los musulmanes honran a María, la Virgen madre de Jesús, e incluso la invocan con piedad. (…) María es mencionada varias veces en el Corán. El respeto por ella es tan evidente que cuando se la nombra en el Islam se añade Alayha l- salam (la paz sea con ella). (…) María, modelo para los musulmanes y los cristianos, es también modelo de diálogo».
El venerable Fulton Sheen establece una interesante conexión entre la reverencia de los musulmanes hacia María y la hija de Mahoma y la aparición de Nuestra Señora en Fátima.
«¿Por qué la Santísima Virgen, en este siglo XX, debió haberse manifestado en un insignificante pequeño pueblo de Fátima, para que a todas las generaciones futuras la conocieran como Nuestra Señora de Fátima? Como nada sucede fuera del cielo sin la delicadeza de todos los detalles, creo que la Virgen escogió ser conocida como Nuestra Señora de Fátima como una promesa y un signo de esperanza para el pueblo musulmán y para asegurar que quienes le muestran gran respeto, algún día también aceptarán a su Divino Hijo».
Sorprendentemente, además de atraer a peregrinos cristianos, el santuario de Fátima también ha atraído a un gran número de musulmanes. Acuden a ver el lugar donde la Virgen María apareció en una ciudad nombrada en honor de una de las mujeres más reverenciadas en el islam.
En definitiva, la Santísima Virgen María en Fátima llamó a los cristianos a rezar por la paz en el mundo. En una época en la que se recurre a la violencia en el nombre del islam, es más necesario que nunca recurrir a Nuestra Señora de Fátima.
Continuemos trabajando por la paz en el mundo y miremos a Nuestra Señora como un puente entre musulmanes y cristianos, supliquémosle que ponga fin al odio que ha causado tantísima violencia en todo el mundo.
Philip Kosloski / Aleteia.org