La sordociega que clamó contra la «ceguera social»
Un 27 de junio de 1880 nació Helen Keller, aniversario por el que este jueves se lanza la reedición actualizada de la única recopilación traducida al español de sus textos sociopolíticos
La historia de Helen Keller va mucho más allá de ser una mujer sordociega del siglo XX que aprendió a comunicarse con la gente de su alrededor. Su testimonio, cuyo legado ha llegado hasta nuestros días, rompió los esquemas de la época demostrando que ser una persona con discapacidad no está reñido con luchar política y socialmente por un mundo más justo.
Nacida en Estados Unidos en una familia bien posicionada, Helen perdió la vista y la audición por una enfermedad a los pocos meses de nacer. Su madre, que no cesó en la búsqueda de recursos para ayudar a la pequeña, contactó con el Instituto Perkins para Ciegos, donde conocieron a Anne Sullivan, que se convertiría en la maestra de Helen cuando esta tenía 7 años y que acabaría siendo la mujer más importante de su vida. «La tenacidad y la entrega de Sullivan fueron vitales, no solamente porque tuvo una vida muy difícil yendo de orfanato en orfanato y creciendo entre drogadictos y prostitutas, sino porque supo estar al lado de Helen reconociendo el protagonismo de su aprendizaje», explica Silvia Rumeu. Ella es miembro del Grupo de Investigación-Acción (GIA) Helen Keller, un grupo de profesionales de ámbito social, pedagógico y artístico que trabajan en beneficio de las personas con discapacidad. También es coordinadora del libro Prende la luz: escritos de Helen Keller ante la ceguera social, que este jueves lanza una reedición digital renovada y actualizada con motivo del aniversario del nacimiento de Helen Keller, fecha en la que se fijó el Día Internacional de la Sordoceguera.
Durante meses, Anne Sullivan estimuló a Helen a través del tacto, los olores y otras experiencias para que entendiera que las cosas a su alrededor tenían un nombre. La icónica escena de la bomba de agua en la película El milagro de Ana Sullivan muestra cómo, al notar Helen los chorros cayendo por sus manos, cambió su vida. La maestra le escribió en la palma de la mano la palabra «agua» en dactilológico, el lenguaje inicial de comunicación entre las dos. En ese momento, «el misterio del lenguaje me fue revelado», escribió después Keller en su autobiografía.
Sin embargo, la parte menos conocida de Keller es su implicación política en la lucha contra las desigualdades de la época. Después de convertirse en la primera mujer sordociega en graduarse en una universidad, se dio cuenta por conversaciones con el editor de su autobiografía de que ser sordociego no era cuestión de suerte —como ella pensaba—, sino que tenía mucho que ver con las injusticias sociales, ya que el mayor porcentaje de ciegos en el país eran mujeres obreras pobres que trabajaban en las fábricas en condiciones de insalubridad. «Mi mayor ceguera no es la que no me permite ver lo que tengo delante, sino la que no me permite ver lo que pasa en el mundo», llegó a decir Keller. En ese momento, comenzó a escribir estos textos sociopolíticos «contra la ceguera social» que ha recopilado el GIA Helen Keller y que ahora lanza en una primera edición disponible en plataformas digitales. Algunas de las novedades que podrá encontrar el lector en esta reedición son una nueva biografía revisada y ampliada o uno de los artículos que escribió Keller a los estudiantes alemanes tras el alzamiento de Hitler al poder, además de una variedad de cartas y discursos que llegaron a publicarse en revistas de la época.
A partir de octubre, los catequistas que quieran aprender lengua de signos española (LSE) podrán hacerlo en la escuela que ha puesto en marcha la diócesis de Getafe. Es una iniciativa que quiere ser una herramienta evangelizadora «que haga posible el acercamiento de la fe y la catequesis a las personas con discapacidad auditiva», explica Mayte Escobar, responsable del área de personas con discapacidad de esta diócesis. El programa de la escuela está diseñado por Josué Cuesta y Antonio Meléndez, que es profesor de LSE y catequista en la iglesia madrileña de Santa María del Silencio.
En un exhaustivo trabajo de investigación, este grupo rescató esos escritos en inglés, que han sido traducidos por Marina Pozo Cabeza. Silvia Rumeu explica en conversación con Alfa y Omega que cuando publicaron el libro, en 2015, la mayoría se vendió en mano en librerías y espacios culturales. «En esas tertulias y diálogos se nos planteaban cuestiones que nosotros no desarrollábamos en el libro», así que se animaron a lanzar esta edición actualizada disponible a través de un enlace de descarga.
«Llama la atención que gran parte de la comunidad sordociega en España desconozca el legado sociopolítico de Helen Keller», opina Rumeu, pues asegura que, aunque es muy conocida su biografía, no es tan popular su aportación social y sus ideales políticos.
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