La Señora Aparecida, Estrella de la evangelización
«Siempre ha habido una identificación muy grande de Nuestra Señora de Aparecida con el pueblo sufrido y necesitado, con los chiquititos de Dios. Nos atrae la Madre, pero el Camino es Cristo. El papel de María es traernos a Jesús». Así explica el rector del santuario y obispo auxiliar de Aparecida, monseñor Darci Nicioli, la centralidad de este lugar para la Iglesia en Brasil, y para la evangelización en América
Si el Hijo logró una pesca milagrosa, también la intercesión de Su Madre puede. En octubre de 1717, el Gobernador de la Capitanía de Sao Paolo y Minas de Ouro estaba de visita en Guaratinguetá (Brasil). Tres pescadores echaron sus barcas al río Paraíba para pescar algo para él, aunque no era temporada. Tras varios fracasos, en las redes apareció algo inesperado: el cuerpo de una imagen de la Virgen y, luego, la cabeza. Después, las redes se llenaron de peces.
Así comenzó la devoción a Nuestra Señora de Aparecida, Patrona de Brasil. La actual basílica en su honor, consagrada por el Beato Juan Pablo II en 1980, es el mayor santuario mariano del mundo, y el cuarto más visitado. Entre los más de diez millones de peregrinos que allí acuden cada año, «hay católicos practicantes, poco practicantes, no practicantes, evangélicos e incluso islámicos, que lo visitan por respeto a la madre del profeta Jesús», explica monseñor Darci Nicioli, rector del santuario, y obispo auxiliar de la archidiócesis de Aparecida. La Señora Aparecida «es la madre de todos los brasileños, de todas las clases y etnias. No es como en otros países, donde hay una devoción particular en cada región. En Brasil, está presente de norte a sur, de este a oeste».
Es más -añade-, «siempre ha habido una identificación muy grande con el pueblo sufrido y necesitado, con los chiquititos de Dios». Monseñor Nicioli lo atribuye al hecho de que «la imagen es negra, y la mayoría del pueblo brasileño tiene raíces africanas; por eso se identifican con ella». En este mismo sentido, uno de sus primeros milagros fue soltar las cadenas que sujetaban a un esclavo que rezaba ante ella. «La Madre es un refugio para todos los que están en dificultades. Todos nos acogemos a ella en esos momentos». El obispo destaca también que, «cuando los pescadores encontraron la imagen, ésta tenía la cabeza separada del cuerpo»; algo que interpreta como un signo de la ayuda de la Virgen para restaurar la propia vida. «Ante los desafíos, Nuestra Señora es la Madre que te ayuda a recomenzar. Por eso, juega un papel muy importante en el corazón de los brasileños».