La Santa Sede inicia las consultas para el Sínodo sobre la familia: «Urgencia pastoral»
La Iglesia se la juega en el ámbito de la familia. La falta de preparación al matrimonio de los esposos católicos y «problemáticas inéditas hace unos pocos años» conforman un gran «desafío pastoral» para el que el Papa ha convocado a obispos de todo el mundo para sendas citas en 2014 y 2015
¿Cómo se debería actuar cuando bautizados no practicantes o incluso no creyentes piden casarse? ¿Cómo sostiene la Iglesia a los nuevos matrimonios y a los que atraviesan dificultades? ¿Cuántas uniones de hecho hay entre católicos? ¿Cómo viven los católicos divorciados en nuevas uniones su situación de irregularidad: se sienten marginados? ¿Cómo se acerca la Iglesia a los hijos de estas personas? ¿Conocen y practican los esposos católicos la doctrina católica sobre los anticonceptivos? ¿Se promueven los métodos naturales para facilitar la aplicación de la encíclica Humanae vitae?
Éstas son algunas de las 38 preguntas que la Santa Sede ha enviado a los episcopados de todo el mundo para preparar el Sínodo extraordinario sobre Los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización. Se pretende que, «de forma capilar», el documento llegue «a Decanatos y parroquias». Una vez recogidas las respuestas, en febrero, se empezará a elaborar el Instrumentum Laboris para el Sínodo extraordinario de octubre de 2014, que precisará «el status questionis» y recogerá «testimonios y propuestas de los obispos para anunciar y vivir el Evangelio con credibilidad para la familia». Unos meses después, en el Sínodo ordinario de 2015, se concretarán «las líneas operativas para la pastoral de la persona humana y de la familia».
Así lo explicó, el martes, el Secretario General del Sínodo, el arzobispo Lorenzo Baldisseri. La próxima Asamblea será extraordinaria por varios motivos, aclaró. El Papa quiere dar un impulso a la colegialidad, y la propia institución del Sínodo –que volverá a tener sede física– jugará un papel determinante. Esa mayor sinodalidad –según monseñor Baldisseri– ha comenzado ya a ponerse en práctica.
Pero si el próximo Sínodo es extraordinario se debe también a que responde a una urgencia pastoral excepcional. El Documento Preparatorio remitido a los episcopados hace mención a «problemáticas inéditas hasta hace unos pocos años, desde la difusión de las parejas de hecho, a las uniones entre personas del mismo sexo. Entre los problemas prácticos derivados de estas situaciones, se cita, como ejemplo, que «muchos niños y jóvenes nacidos de matrimonios irregulares no podrán ver jamás a sus padres acercase a los sacramentos».
Es necesario presentar de un modo renovado y eficaz la doctrina de la Iglesia sobe el matrimonio, «para que sea capaz de alcanzar los corazones», pide el Documento. Al mismo tiempo, se alude a las expectativas levantadas en el nuevo pontificado «sobre la misericordia divina y sobre la ternura en relación a las personas heridas, en las periferias geográficas y existenciales». De todo ello hablará el Sínodo.
Eso incluye la «cuestión propiamente jurídica» referida a «la posibilidad de simplificar el procedimiento de declaración de nulidad del matrimonio», según explicó, en la presentación del Documento, el arzobispo de Esztergom-Budapest y Relator General del Sínodo Extraordinario, el cardenal Peter Erdö. Para prevenir que, en el futuro, se den situaciones de nulidad, «el cuestionario investiga las experiencias sobre la preparación para el matrimonio y la evangelización de los cónyuges y sus familias».
Uno de los principales problemas que afronta la Iglesia es la falta de conciencia entre los bautizados sobre la sacramentalidad del matrimonio. Además, se incidirá en el valor del matrimonio y la familia desde el punto de vista de la Ley natural. «En el contexto de la modernidad líquida (Zygmunt Bauman), en la que parece no establecerse ningún valor y la institución de la familia a menudo se pone en duda, o incluso es totalmente rechazada, es particularmente importante hacer ver los caracteres profundamente humanizados de la propuesta cristiana sobre la familia, que no está en contra de nadie, sino siempre y exclusivamente a favor de la dignidad y la belleza de la vida de todo hombre, en todo hombre, y por el bien de la sociedad», explicó el Secretario especial de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo, monseñor Bruno Forte.