La sangre del Estado Islámico une a cristianos coptos y católicos
El Papa Francisco ha llamado por teléfono al Papa Tawadros II, máxima autoridad de la Iglesia Ortodoxa Copta de Egipto. Ambos exploran caminos de unidad entre los cristianos de ambas confesiones, como testimonio elocuente a la violencia del Estado Islámico que ha decapitado a 21 coptos
Este domingo el Papa Francisco hizo una llamada telefónica particularmente emocionante. Del otro lado del teléfono le respondió el Papa Tawadros II, patriarca de la Iglesia Ortodoxa Copta de Alejandría en Egipto.
Estos cristianos coptos son descendientes de los antiguos egipcios, que se convirtieron al cristianismo en el siglo I. Cuando los musulmanes conquistaron el Norte de África, a partir del siglo VII, impusieron a Egipto su idioma árabe y su religión islámica. Mientras, una minoría de egipcios se mantuvo cristiana y preservó también el idioma copto, derivado del antiguo egipcio.
Los coptos forman actualmente el 10 % de la población egipcia (una pequeña parte entre ellos hoy son católicos) y son tratados como ciudadanos de segunda clase, motivo que disminuye aceleradamente su número. Existen altas tasas de migración, además de conversiones al Islam por conveniencia social.
Frente al martirio, apuesta por la unidad
La comunidad copta de Egipto vive aún bajo la conmoción por el salvaje asesinato, por parte del Estado Islámico en Libia, de 21 coptos, migrantes de una aldea pobre de Egipto, que se habían ido al país vecino en busca de nuevas oportunidades de trabajo.
En su llamada telefónica, el Papa Francisco recordó ese trágico suceso junto al Papa Tawadros II y ambos, según ha revelado después el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, SJ, llegaron a la misma conclusión: la unidad de los cristianos es la mejor respuesta al odio terrorista.
«En la larga y sumamente cordial conversación se han tocado principalmente dos temas —reveló Lombardi—: la voluntad de continuar en el común compromiso por la unidad de los cristianos y la propuesta de un acuerdo para la celebración de la Pascua en una fecha común».
«Estamos orgullosos de ellos»
El Papa Tawadros II, sucesor según la tradición del evangelista san Marcos, fundador de la Iglesia copta y primer obispo de Alejandría, ha visitado Italia para participar en el Festival de las Religiones de Florencia. En este contexto, el Patriarca ha confesado que la decapitación de los 21 cortos en Libia es «una inmensa tragedia» y no duda en afirmar que «los decapitados son los nuevos mártires».
«Fueron asesinados sólo porque eran cristianos y sólo porque eran de Egipto. Estamos orgullosos de ellos porque no renegaron de su fe. En el Santo Sínodo hemos creado una comisión que se dedica a seguir todas las violencias que tienen lugar contra los cristianos egipcios».
Ahora bien, el Papa Tawadros reconoce que esta persecución, en particular por parte del Estado Islámico, se extiende en general a todos los cristianos, independientemente de su origen geográfico. Según explica, «es el resultado de dos factores. El primero, el odio declarado contra los cristianos sólo por el hecho de tener una fe diferente a la de los terroristas. El segundo, la ideología extremista de los grupos que tratan de reconstruir el Califato. Es importante añadir que esta violencia se dirige también contra musulmanes sólo por el hecho de ser considerados como hostiles a estos grupos y a esta ideología».
14 siglos de convivencia
El Patriarca considera que la mejor respuesta a la violencia del Estado Islámico pasa por la convivencia entre cristianos y musulmanes, «como sucede en Egipto desde hace 14 siglos. Egipto es una sola familia. En el año 2013, cuando destruyeron nuestras iglesias tras la caída del régimen de los Hermanos Musulmanes, expresamos, por escrito, perdón a los responsables. En una familia se perdona. En el momento en el que sufrimos violencia tenemos que ser testigos de Cristo, aceptar la voluntad divina y las dificultades que implica».
«Por este motivo hemos creado una asociación que tiene dos fundadores: la Iglesia y la Universidad musulmana de Al-Azhar (la más prestigiosa en el mundo islámico). Se llama la Casa de la Familia. Es el medio con el que tratamos de resolver los problemas entre cristianos y musulmanes. En cualquier momento, junto al gran imán Ahmed el-Tayeb podemos unirnos, y reaccionar».
Por otra parte, añade, es necesaria la colaboración internacional contra el terrorismo y el integrismo: «Hay que reforzar los principios que llevan a la aceptación del prójimo. Las tres religiones monoteístas pueden colaborar para difundir juntos los principios que las unen: el amor y la paz para todos. La paz nace no sólo de los grandes eventos internacionales, sino sobre dodo en las mentes de las personas comunes».