La ruta: el informe de síntesis - Alfa y Omega

Viéndolo en perspectiva histórica, el Sínodo 2021-24 —el más largo, participativo e innovador— es una etapa decisiva en la recepción del Concilio Vaticano II. Pero la asamblea de octubre en el Vaticano fue solo la primera y por eso no ha presentado un documento final de propuestas al Papa sino un informe de síntesis. El novedoso texto resume tanto los acuerdos como las diferencias de enfoque en algunos puntos para continuar su discernimiento en las parroquias, diócesis, familias religiosas y movimientos con vistas a la asamblea sinodal de octubre de 2024.

El informe de síntesis requiere un estudio atento para escuchar mejor a Jesús y a todas las personas, potenciar la responsabilidad apostólica de los laicos o la evangelización del mundo digital en que se mueven los jóvenes. Presenta igualmente las rémoras y actitudes que dificultan conocer y transmitir el mensaje de Jesús con alegría, sentido positivo y tono esperanzado en estos tiempos de cambio frenético, guerras inhumanas en Europa y Oriente Medio y crispación política.

Es un documento de ressourcement, de vuelta a las fuentes originales, pues «el modo en que Jesús formó a los discípulos se convierte en el modelo de referencia. Jesús no se limitó a compartir algunas enseñanzas, sino que compartió con ellos la vida». El «deseo de una Iglesia más cercana a las personas, menos burocrática, más relacional» requiere actitudes adecuadas. «Si utilizamos la doctrina con dureza y con actitud judicial, traicionamos el Evangelio; si practicamos una misericordia barata, no transmitimos el amor de Dios».

El informe de síntesis aborda centenares de temas, desde cambios en los seminarios para «evitar los riesgos de formalismo y de ideología que conducen a actitudes autoritarias» hasta ministerios laicales de «parejas casadas para apoyar la vida familiar y acompañar a las personas que se preparan para el sacramento del Matrimonio». En los consejos consultivos pide «la presencia de hombres y mujeres que tengan un perfil apostólico; que se distingan, ante todo, no por una asistencia asidua a los espacios eclesiales, sino por un genuino testimonio evangélico en las realidades más ordinarias de la vida». Es la clave de la misión.