La revista del padre Damián cumple 100 años
Fernando Cordero, director de 21, repasa la historia de una publicación marcada por el apóstol de los leprosos y la devoción al Sagrado Corazón de Jesús
«Ha sido una sorpresa y una alegría haber podido celebrar nuestro centenario tan acompañados». «Nos ha hecho sentir una gozosa pertenencia a la Iglesia, a una Iglesia que nos invita a tender puentes con el mundo actual sin olvidar nuestro origen y nuestra identidad».
Pero un detalle que el sacerdote y escritor Fernando Cordero (Algodonales –Cádiz–, 1971) ha agradecido de forma especial ha sido el aliento de los demás medios de comunicación católicos. «No somos empresas que competimos unas con otras, sino que sentimos que conformamos redes de fraternidad y compartimos el mismo fin de transmitir la buena noticia del Evangelio a través de nuestras noticias y reportajes», dice.
A Cordero le ha correspondido la responsabilidad de hacer balance de una historia de 100 años en la que se refleja también en gran medida la evolución de la Iglesia española, con sus momentos gloriosos y los no tan luminosos. La andadura comienza el 1 de mayo de 1918, fecha del primer encuentro con los lectores de Reinado Social del Sagrado Corazón (así se llamó hasta 2005 la revista). Al padre Calasanz Baradat, su primer director, le sucedió Gonzalo Barrón, beatificado en 2013, tras reconocerse que murió mártir durante la persecución de los años 30. «Fue un gran predicador del amor de Dios y se implicó mucho con las personas más necesitadas y el mundo obrero», destaca de su predecesor Fernando Cordero.
En Barrón se personifica esa síntesis de devoción al Sagrado Corazón de Jesús y compromiso social que, para Cordero, es «seña de identidad» de la publicación. Una síntesis que personifica de forma muy especial san Damián de Molokai, el apóstol de los leprosos, una figura que 21 ha contribuido tanto a difundir que «muchos realmente pensaban que era un santo español y no belga».
Acción y contemplación
Si popularmente 21 ha sido conocida como «la revista del padre Damián», para Cordero el santo de Molokai es «el libro de estilo de la revista». Se trata de un hombre de profunda religiosidad que «sabe que la Iglesia traiciona su identidad si se repliega sobre sí misma desde una espiritualidad mal entendida». Acción y contemplación no eran excluyentes para él, que «tenía muy claro que, si podía estar en medio de los leprosos, era gracias a la fuerza que le daba la Eucaristía».
San Damián era también un hombre de diálogo que, pese a «las incomprensiones», no tenía miedo a «los diferentes», anticipando una «Iglesia en salida» y comprometida con «los débiles». Por ello, junto a las múltiples portadas que ha protagonizado el padre Damián, Fernando Cordero coloca en el mismo plano otras como la recientemente dedicada a los rohinyá, la minoría musulmana perseguida en Myanmar.
Esa sensibilidad nace de la espiritualidad de la congregación que edita una revista fundada poco antes de que Alfonso XIII inaugurara el 30 de mayo de 1919 el cerro de los Ángeles de Getafe y consagrara España al Sagrado Corazón. La próxima celebración de esta efeméride será una ocasión para «depurar el significado profundo» de una devoción que «sigue siendo actual» porque pone el foco en cómo «Jesucristo nos ama apasionadamente y apuesta radicalmente por nosotros». «Celebrar el centenario de esa consagración supondrá para nosotros centrarnos en un mensaje central: Dios es amor», y «una llamada a volver al Evangelio, a crear puentes entre las heridas y el corazón traspasado de Cristo con los sufrimientos y esperanzas de los hombres de hoy».