La respuesta del pueblo
La imagen revela el afecto y apoyo que rodea al Papa Francisco de personas que desde todo el mundo dirigen a él su oración. Seguramente atienden su habitual petición: «Recen por mí. Necesito que me sostenga la oración del pueblo»
Al cierre de esta edición, numerosas personas seguían cada día con mucho interés la evolución del Papa desde el exterior del policlínico Gemelli. A las 12:00 horas del pasado domingo mucha gente, de forma espontánea, le acompañaba bajo su ventana para rezar en silencio el ángelus. En la décima planta, el Pontífice se recuperaba de la operación a la que fue sometido la semana pasada ante el temor de sufrir una obstrucción intestinal a causa de una hernia producida por una cicatriz de una intervención anterior.
La foto revela el afecto y apoyo que rodea a Francisco de personas que desde todo el mundo dirigen a él su oración. Seguramente atienden su habitual petición: «Recen por mí. Lo necesito. Necesito que me sostenga la oración del pueblo», afirmó en una entrevista al diario argentino La Voz del Pueblo.
La evolución de Francisco, de 86 años, es satisfactoria. Aunque reinaba una cierta incertidumbre ante el tercer ingreso hospitalario en menos de doce meses. El Pontífice fue operado hace dos años años para extirparle unos divertículos del colon. Los temores a una enfermedad con mayor trascendencia se disiparon tras la comparecencia pública del cirujano Sergio Alfieri. Al día siguiente, el Papa tenía fortaleza para llamar a la familia de un bebé al que bautizó cuando visitó un área oncológica que le había enviado un póster deseándole una pronta recuperación. El pasado viernes atendió ya algunos asuntos de trabajo y leyó la prensa.
Sin embargo, el pasado domingo, por primera vez en diez años de pontificado, Francisco no presidió el ángelus dominical. El equipo médico quería que abandonase la clínica totalmente recuperado. «No queremos que la pared abdominal entre en tensión con el fin de que la red protésica se refuerce y consiga que los músculos se recuperen de un modo óptimo», indicó el doctor Alfieri. Ese mismo día, en la solemnidad del Corpus Christi, el Papa recibió la Eucaristía y escuchó la Eucaristía por la televisión.
A partir del próximo domingo, 18 de junio, Jorge Mario Bergoglio irá retomando su actividad. Eso sí, con alguna cruz añadida. El trabajo de despacho y el uso de la silla de ruedas por la artrosis de la rodilla le ha llevado a coger cierto sobrepeso. Hace tiempo, incluso, que la seguridad le obligó a abandonar su rezo del rosario por los jardines del Vaticano. Ahora le esperan días de dieta, aunque no sea muy intensa.
Los mensajes de cercanía con el deseo de una pronta recuperación han sido incesantes y han llegado desde todos los rincones del mundo. El Pontífice se ha mostrado paciente. «La enfermedad forma parte de nuestra experiencia humana», escribía con motivo de la XXXI Jornada Mundial del Enfermo, el pasado mes de febrero. «A través de la experiencia de la fragilidad y de la enfermedad, podemos aprender a caminar juntos según el estilo de Dios, que es cercanía, compasión y ternura», añadía en una reflexión que ahora experimenta en propia carne.
Y una fragilidad que se refleja en el hecho de que pocas horas antes de entrar en el quirófano despachaba con normalidad su agenda de trabajo. Así, recibió en audiencia a la junta directiva de la Unión de Informadores Católicos de España, UCIPE. El Papa invitó a los periodistas a tener «altura ética» y a «formar a los profesionales en la universidad, porque vivimos tiempos débiles en los que hay que hacer crecer a la gente y hacerles pensar y reflexionar. Hay que llevarles al combate de las ideas, porque esto hace crecer». Una recomendación que llena de responsabilidad al periodismo, especialmente en tiempos de decisión ciudadana como los que estamos viviendo.
Al Papa Francisco esperamos verlo dirigir el ángelus este próximo domingo desde la plaza de San Pedro del Vaticano, ya repuesto de la inesperada operación.