La promoción hacia dentro
En mis años de sacerdote, como acompañante espiritual de mucha gente, he oído algunos reproches sobre la oración. Me dicen que se diferencia bien poco de un cubículo insonorizado donde sólo se escuchan los latidos del propio corazón y el crujir de los pensamientos, y eso en contadas ocasiones, cuando las sinapsis cerebrales fluyen con normalidad. Si Dios no responde, y además conoce todo aquello que soy capaz de producir, ¿a qué viene tanta disposición y energía arrojadas a la cuneta? El problema lo tiene la sociedad de la promoción laboral, que te hace creer que obtendrás más beneficios cuanto más crezcas en vertical, cuanto más arriba pongas las expectativas gracias a tus sentidos hiperdespiertos. La promoción cristiana la explicó muy bien la Madre Teresa, cuando hablaba de promoción de intensidad, promoción de abajamiento. Ella cambió la dirección de nuestro periplo, y evitó la ansiedad del hacia arriba por el sereno ensanchamiento. Y eso es la oración. El único momento que tiene el cristiano al día para dejar a Dios dilatar su humanidad, como al pez globo, que de nimio se convierte de repente en un ser mayor.
Mis libros de oración han sido siempre aquellos que producen en mí esa ligera dilatación que operan los dedos de Dios. Y ese canon de libros no tiene por qué ser específicamente espiritual. Me refiero, por ejemplo, al libro que tengo entre manos, y es recientísimo. La editorial El Acantilado acaba de editar De la A a la Z de un pianista, un libro para amantes del piano, escrito por el gran intérprete Alfred Brendel. Brendel dudó de si su vocación la desarrollaría como escritor de ficción, o como intérprete de los clásicos de la literatura musical para piano. Escogió, para alivio de aficionados, esta segunda opción. En este pequeño diccionario para jóvenes pianistas, el lector se topará con voces de la escritura pianística: legato, cantabile, espressivo, dolce… Todas son anotaciones que los autores escribieron sobre la partitura para que el intérprete se acomodara a lo que allí se quiso decir. El libro va más allá de la transmisión de una técnica, es un compromiso por la dilatación del intérprete, para que se tome en serio la riqueza de tocar una obra maestra. Que ponga toda su disposición hacia aquello que se le regala. Es una mezcla de excelencia y sensibilidad que no puede resultar ajena a quien quiere dejar su cuidado en la proximidad de su Señor…