Este sábado, 28 de octubre, la basílica de San Pedro acoge un consistorio para la creación de 13 nuevos cardenales, nueve de ellos menores de 80 años y, por tanto, con derecho a participar en un futuro cónclave. Por la pandemia que asola Europa y buena parte del mundo, en la celebración se extremarán las medidas de seguridad y no habrá visitas de cortesía. Además, no podrán estar presentes dos de los elegidos, el filipino José Advíncula y el bruneano Cornelius Sim, al que Alfa y Omega entrevista esta semana.
Entre los nuevos miembros del Colegio Cardenalicio aparecen dos rasgos que se han ido repitiendo en los todos los nombramientos del pontificado: hay variedad de procedencias y de trayectorias pastorales, marcadas varias de ellas por el contacto con los descartados de la sociedad. Sin perder de vista las periferias físicas y existenciales, los purpurados deberán asistir con lealtad al Papa tanto «colegialmente», al ser «convocados para tratar juntos cuestiones de más importancia», como «personalmente» con los trabajos que asumirán cerca de él «en su gobierno cotidiano de la Iglesia universal», tal y como prevé el Código de Derecho Canónico. Preciosa tarea.