La Pontificia Academia para la Vida pide superar las «inaceptables» diferencias en el acceso a la sanidad
El Papa lamentó el lunes el «homicidio» del aborto y la eutanasia encubierta que es atender peor a los pacientes ancianos
Las diferencias, desigualdades y privilegios en el acceso a la sanidad «ya no son aceptables» y «deben ser superados». Lo ha afirmado Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, durante la presentación este martes del trabajo de su Asamblea Plenaria, que concluye el miércoles. Antes de la pandemia de COVID-19, ha subrayado, «nunca habíamos entendido tan bien hasta qué punto la salud de cada individuo está conectada con la salud de todos».
Este toque de atención debe llevar a la humanidad a caminar hacia un acceso equitativo a la sanidad. Mientras en el primer mundo «estamos siendo testigos del mayor esfuerzo de vacunación hecho en la historia», la mayor parte de la población mundial se enfrenta a problemas de salud muy diferentes.
Necesitan «un acceso real y efectivo a la atención» sanitaria, pero también «los bienes que simplemente nos permiten vivir». Por ello, el presidente de la academia ha pedido que se eliminen barreras como «la falta de instalaciones» y que se «gestionen con más sabiduría los recursos».
3 % de vacunados en países pobres
David Barbe, presidente de la Asociación Médica Mundial, ha descrito en la rueda de prensa cómo durante la pandemia los ancianos, los enfermos crónicos y algunos miembros de razas no caucásicas han sufrido casos graves y han fallecido en mayor medida que los jóvenes blancos y sanos. No solo por su vulnerabilidad, sino porque estos grupos «experimentan la desigualdad sanitaria incluso en tiempos no pandémicos». Al llegar el coronavirus, no tuvieron el mismo acceso a pruebas diagnósticas o al ingreso.
En la misma línea, Barbe ha recordado que en los países de ingresos bajos o medio-bajos solo el 3 % de la población está vacunada. Esto en gran medida se debe a problemas de acceso a la vacuna, pero también a la insuficiencia de las infraestructuras de sanidad, junto con el recelo ante la inmunización.
Innovación para los más vulnerables
Otros desafíos que ha puesto en evidencia la pandemia, ha proseguido el presidente de los médicos, han sido la necesidad de encontrar vías para que cada país tenga un suministro o reservas suficientes de material y medicinas en los picos de demanda, así como de «mejorar la colaboración y comunicación científica».
Por su parte, Maria Chiara Carrozza, presidenta del Consejo Nacional de Investigación, ha pedido que la investigación científica y la innovación tecnológica «miren a los grupos más vulnerables, a las personas más necesitadas de atención, a los últimos, como su primer público objetivo». Quienes tienen los medios y el conocimiento deben utilizarlos para superar las brechas a las que se enfrentan las personas más vulnerables o con capacidades diferentes, ha apuntado.
El lunes, el Papa Francisco recibió en audiencia a los participantes en la Plenaria. En su discurso, hizo un llamamiento a que se extienda la sanidad gratuita por el mundo, un modelo que «ayuda a superar las desigualdades» y cuya necesidad se ha hecho más evidente que nunca con la pandemia de la COVID-19. «Aquellos países que tienen un buen sistema gratuito como Italia y otros países, no lo pierdan, porque, por el contrario, se llegaría a que en una población solo tengan derecho al cuidado de la salud quien pueda pagarlo, otros no», concluyó.
«El aborto es homicidio»
En su intervención, denunció asimismo que la práctica del aborto se ha convertido en algo «normal», en un «hábito que es muy feo». Y ha añadido que «realmente es un homicidio», informa Europa Press. «Para entenderlo bien nos ayuda hacernos una doble pregunta: ¿Es justo eliminar, mandar fuera, una vida humana para resolver un problema? ¿Es justo alquilar un sicario para resolver un problema? Eso es el aborto», afirmó.
Por otra parte, criticó la práctica encubierta de la eutanasia al limitar la medicación a los mayores. «Como las medicinas son caras, se da solo la mitad, y eso significa acortar la vida de los ancianos. Con esto nosotros renegamos de la esperanza, la esperanza de los niños que nos dan la vida que nos hacen avanzar, y la esperanza que está en las raíces que nos dan los ancianos. Descartamos los dos», advirtió.
Así, aseguró que la sociedad actual es «víctima de la cultura del descarte». Por un lado, «está el descarte de los niños» que no se quieren recibir. En este sentido, recalcó que el aborto «es un camino» que las universidades y hospitales católicos no pueden «recorrer». Sobre las leyes que lo legalizan, ha dicho que manda a los niños «al remitente y los mata, directamente». El Papa instó a ponerse en guardia ante «esta cultura del descarte». «No es problema de una ley o de otra. Es un problema del descarte. Y sobre este punto, vosotros académicos, universidades católicas, también hospitales católicos, no pueden permitirse mirar a otro lado», aseguró.