La pila de Santo Domingo
El 8 de febrero de 1968 –hoy 50 años cabales– fue bautizado en la pila de Santo Domingo el rey Felipe VI; Leonor, princesa de Asturias, el 14 de enero de 2006, y Sofía, infanta de España, el 15 de julio de 2007.
Cuando los reyes estaban en Valladolid desde 1601, Felipe III pidió esa pila al general de los dominicos para bautizar en 1605 a su hijo Felipe IV. Al devolver la capitalidad a Madrid en 1606, la entregó al monasterio de Santo Domingo el Real para que la custodiaran las monjas dominicas. Desde entonces, en ella han recibido el Bautismo príncipes e infantes de España.
El lugar de aquel monasterio todavía se recuerda por el nombre de la plaza, cuesta y metro de Santo Domingo, pues Domingo de Guzmán, fundador de la orden aprobada por el Papa Honorio III en 1216, estuvo en Madrid en 1220 y destinó personalmente para monjas dominicas el convento que en 1218 habían iniciado junto a la puerta de Banaldú sus frailes Pedro de Madrid y Suero Gómez.
Era un monasterio extenso con una iglesia magnífica de ábside mudéjar del XIV y espléndido claustro herreriano del XVI, como se comprueba por grabados contemporáneos; ocupaba toda la manzana en la que ahora solo hay casas porque, lamentablemente, en 1869, iglesia y monasterio fueron demolidos –como la iglesia de Santa María de la Almudena y otras más– y las monjas fueron exclaustradas.
A partir de 1879, en un solar del ensanche del marqués de Salamanca se edificó el actual convento e iglesia de Santo Domingo el Real con proyecto neomudéjar del arquitecto Vicente Carrasco –que habitan las monjas desde 1882 en la calle Claudio Coello 112– restaurados en 1943 porque sufrieron los destrozos de 1936.
En una capillita de la iglesia puede verse a través de una reja esa pila bautismal, la misma en la que fue bautizado santo Domingo en 1170. Alfonso X el Sabio encargó a unas monjas de San Esteban de Gormaz que fueran a Caleruega para custodiar el lugar donde había nacido el santo, y allí profesaron en la orden dominicana. La pila de aquella parroquia de San Sebastián comenzó a ser admirada –desde 1221 cuando murió santo Domingo– y honrada –desde de su canonización en 1234 por Gregorio IX–.
Y en este cincuenta aniversario del Bautismo del rey Felipe VI, al recordar la pila, rezamos por él.