Pollo al ají de las hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha de Vitoria - Alfa y Omega

Pollo al ají de las hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha de Vitoria

José Calderero de Aldecoa
Pollo al ají
Foto: Convento de María Inmaculada.

Para las hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha la palabra revolución tiene históricamente el mismo significado que el término expulsión. La orden fue fundada en Cuba en 1869 por el entonces sacerdote español Ciriaco María Sancha y casi un siglo después, en 1961 —con la llegada de la revolución cubana—, Fidel Castro expulsó a las entonces 40 religiosas, que tuvieron que trasladar su sede a la República Dominicana. Las monjas consiguieron volver a la isla comunista en 1989, donde el futuro cardenal había fundado la orden al sentirse interpelado por el sufrimiento de los huérfanos, las viudas y los ancianos que se amontonaban tras la guerra de independencia.

«Nuestro fundador se encontraba en Cuba como secretario del cardenal arzobispo Primo Calvo López, pero cuando tuvo que volver a España» porque había sido nombrado obispo auxiliar de Toledo, «estaba muy inquieto al tener que irse dejando atrás mucha gente necesitada. Entonces recibió la luz del Espíritu Santo y nos fundó con cuatro jóvenes de buena posición económica que estaban muy entregadas al servicio social», explica sor María Milagros, superiora del convento María Inmaculada. Desde entonces, las hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha trabajan para «servir a Jesús en la persona de los pobres».

En España desarrollan este carisma desde 1967. El desembarco se produjo en Mota del Cuervo «gracias a la ayuda de una familia amiga» y poco a poco se expandieron por la península, donde incluso rechazaron alguna misión por no estar plenamente identificada con su carisma. «Se trataba de hacer una labor con personas más pudientes y nosotras nos sentimos llamadas a atender a los más pobres», explica sor María.

Las tres religiosas de la comunidad junto al obispo Juan Carlos Elizalde y tres sacerdotes. Foto: Diócesis de Vitoria

El último lugar en el que se ha instalado la congregación es Vitoria, donde llegaron tres hermanas —sor Yvetty Guzmán, que se va a dedicar a la pastoral vocacional; sor Daniuka Rodríguez, médico, y sor María Milagros, experta en pastoral de jóvenes— el pasado 13 de enero. «La gente nos ha recibido muy bien. De momento nos estamos instalando, conociendo la diócesis, visitando las parroquias y poniendo cara a los sacerdotes». «No estamos paradas», asegura la superiora. «Compaginamos nuestra instalación con el estudio de la realidad, muy diferente a la de mi República Dominicana natal».

En la apertura de la nueva misión en Vitoria tiene mucho que ver el obispo, monseñor Juan Carlos Elizalde, con el que «desde hace tiempo tenemos mucha sintonía», asegura sor María Milagros. «Nuestra llegada se terminó de concretar durante el viaje que el obispo hizo a Ecuador en agosto y en el que pasó también por República Dominicana para terminar de sellar el acuerdo».

Una vez en España, y antes de recalar definitivamente en Vitoria, la superiora tuvo la oportunidad de visitar los lugares por los que pasó su fundador. Así, sor María Milagros visitó Burgos, donde nació Ciriaco Sancha, y Toledo, donde ejerció como obispo auxiliar y posteriormente como arzobispo y cardenal. «Si tu pudieras meterte en mi corazón y leer lo que sentí en ese momento… Fue una alegría enorme, como vivir y sentir en carne propia la historia de mi congregación. Cuando caminaba por Toledo me imaginaba a Sancha llevando el Evangelio por esas mismas calles», concluye la religiosa.

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Pollo al ají

Ingredientes para diez personas

  • Un pollo entero
  • Una cebolla mediana
  • Tres dientes de ajo
  • Una pizca de orégano
  • Una pizca de pimienta
  • Un ají
  • Medio bote de tomate natural
  • Un chorro de vino de cocinar
  • Un limón
  • Media cucharada de azúcar
  • Aceite

Preparación

Unas horas antes del cocinado, se lava el pollo con el limón y se coloca en una cazuela. Se pican el resto de los ingredientes y se añaden a la cazuela junto con un chorro de vino de cocinar. Se tapa y se deja reposar tres horas. Ponemos el aceite a calentar y añadimos el azúcar hasta que comience a tostarse. Entonces añadimos el pollo y sofreímos a fuego medio, añadiendo un poco de agua. A mitad de cocción, añadimos todos los condimentos que quedaban en la cazuela. Por último, algunos minutos antes de retirar el pollo del fuego, mezclamos con el tomate natural.