La omnipotencia del Padre - Alfa y Omega

La omnipotencia del Padre

Papa Benedicto XVI
Benedicto XVI

Es sobre todo el Evangelio el que nos revela el rostro de Dios como Padre que ama hasta entregar a su propio Hijo para la salvación de la Humanidad. ¿Cómo es posible imaginar a un Dios todopoderoso, al mirar la cruz de Cristo? Sin duda quisiéramos una omnipotencia divina según nuestros esquemas mentales y nuestros deseos: un Dios todopoderoso que resuelva los problemas, que intervenga para evitarnos los problemas, que le gane al adversario, y que cambie el curso de los acontecimientos y anule el dolor. Ante el mal y el sufrimiento, para muchos es problemático, es difícil creer en Dios Padre y creer que es todopoderoso; algunos buscan refugio en los ídolos, cediendo a la tentación de encontrar una respuesta en una supuesta omnipotencia mágica y en sus promesas ilusorias.

Los caminos de Dios son diferentes de los nuestros, e incluso su omnipotencia es diferente: no se expresa como una fuerza automática o arbitraria, sino que se caracteriza por una libertad amorosa y paternal. Dios, al crear criaturas libres, renunció a una parte de su poder, dejando el poder en nuestra libertad. Así, Él ama y respeta la respuesta libre de amor a su llamada. Su omnipotencia no se expresa en la violencia, en la destrucción de todo poder adverso, como quisiéramos, sino en el amor, en la misericordia, en el perdón, en la aceptación de nuestra libertad y en la incansable llamada a la conversión del corazón. ¡Ésta es la potencia de Dios! ¡Y este poder vencerá! Sólo quien es realmente poderoso puede soportar el mal y mostrarse compasivo; sólo quien es verdaderamente poderoso puede ejercer plenamente el poder del amor.

(30-I-2013)