El Parlamento Europeo vuelve a las andadas y ha instado a incluir el aborto en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (UE), pidiendo de nuevo que los Estados miembro «despenalicen el aborto» y «garanticen el acceso a servicios de aborto seguros, legales y gratuitos». En la resolución —aprobada con 324 votos a favor, 155 en contra y 38 abstenciones— también lamenta la decisión del Supremo de Estados Unidos de anular la sentencia del caso Roe contra Wade, que obligó a que el aborto fuera legal en todo el país, al tiempo que apela a la aprobación de una ley federal para garantizarlo.
Como subrayó el secretario general de la Comisión de Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), Manuel Barrios, la Cámara «no debería entrar en un ámbito que está fuera de su competencia, ni interferir en los asuntos internos de países democráticos» como Estados Unidos —donde una reciente encuesta de Harvard muestra que muchos ciudadanos quieren restringir la práctica— o los propios Estados miembro. El texto, además, dificulta futuras revisiones de los tratados y, lo que es más preocupante, aleja a la UE de su compromiso fundacional con los más vulnerables.