La nueva biblioteca de San Dámaso duplicará sus puestos actuales y nos hará «más cultos»
Dará espacio a 350.000 volúmenes y, al estar en la cripta de San Francisco el Grande, la nueva biblioteca de San Dámaso vinculará el estudio con la oración, «que requieren silencio y salir de uno mismo»
La nueva biblioteca de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, ubicada en la cripta de la basílica de San Francisco el Grande, «será un espacio llamado a ampliar y poner al servicio de todos un patrimonio bibliográfico único que custodia la universidad desde sus inicios». Lo ha explicado Ana Moya, su responsable de gestión institucional, en la tarde de este miércoles durante La cultura toma la palabra en el corazón de Madrid, un acto para presentar el proyecto y animar a su mecenazgo.
La obra, de 1.717 metros cuadrados útiles y sufragada por el Banco Santander y la Fundación Rafael del Pino, dará espacio a 350.000 volúmenes. Contará con dos zonas habilitadas para más de 40 investigadores y 80 estudiantes, lo que duplicará las plazas existentes actualmente en la biblioteca de la universidad.
El conocimiento hace progresar
Al presentar el proyecto con un coloquio, su conductor, Bieito Rubido, director de El Debate, ha explicado que «cuando se habla de la idea de progreso, siempre se olvida que es aquello que nos hace mejores, más cultos y más felices». «Y si algo hace a la gente progresar es el conocimiento», ha reivindicado en favor de la próxima biblioteca.
Por su parte, Nicolás Álvarez de las Asturias, rector de la UESD, ha explicado que, al estar esta nueva biblioteca en la cripta de una basílica, esto subrayará los paralelismos entre el estudio y la oración, que «requieren silencio y salir de uno mismo». Y al ser subterránea recalcará asimismo la búsqueda de raíces entre estudiantes e investigadores.
Posteriormente, Santiago Muñoz, director de la Real Academia Española, ha narrado cómo, aunque las primeras universidades no fueron explícitamente eclesiásticas, sí que «caminaban paralelas a la Iglesia». Y ha recordado cómo el cardenal Cisneros dio en ellas un gran impulso al estudio de la Biblia.
Ha citado también cómo el padre Luis Coloma —un antiguo académico de la RAE y quien escribió El ratoncito Pérez para Alfonso XIII cuando perdió un diente de leche— decía que «habían sacado a más gente de la Iglesia los malos sermones que Lutero». Posteriormente ha opinado que «esto se debía a la falta de formación de los clérigos», por lo que ha calificado como «fascinante» la presencia de una universidad para la formación teológica «en el centro de Madrid».
Consolados por Pentecostés
Preguntado sobre cómo atraer a los jóvenes a la fe, Nicolás Álvarez de las Asturias ha valorado que el secreto es «no idolatrar la juventud». Es decir, en vez de buscar sorprender a los jóvenes, ofrecerles lo que realmente se considere bueno para ellos. Y en cuanto a las preguntas de Rubido sobre la necesidad o no de actualizar el lenguaje de la Iglesia, el rector ha considerado que «desde la Iglesia estamos traumatizados con el episodio de la torre de Babel y consolados por el de Pentecostés». Lo que ha ampliado alegando que «si las palabras para hablar de Dios no significan lo que tienen que significar, estaríamos en la celebración de la confusión».

Tras el coloquio, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid y gran canciller de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, ha tomado la palabra para decir que «cuando iniciamos proyectos necesitamos cómplices». Ha agradecido a los asistentes haberse acercado a la universidad y «conocer este proyecto a través del encuentro».
Le ha dado las gracias especialmente a Juan Manuel Cendoya, vicepresidente del Banco Santander, «por su acompañamiento y sufrimiento a lo largo de este camino». «Sin ese impulso, este proyecto habría sido imposible», ha reconocido. También a Nicolás Álvarez de las Asturias, Santiago Muñoz y Bieito Rubido «porque nos han abierto estas líneas que dan luz y contextualizan lo que queremos». Y a todos los asistentes al acto porque «no solo necesitamos mecenazgos sino también gente con otra altura de miras».
«No solo con palabras»
El arzobispo de Madrid ha opinado que «en estos nuevos tiempos se necesitan voluntades nuevas que sepan en este bosque apuntar dónde está el norte». Y ha confiado cómo «esta misma mañana he estado en la cárcel con los presos que celebraban a su patrona», haciendo referencia a su visita a Soto del Real por la Virgen de la Merced. «Esa es la caja de resonancia de nuestra sociedad y ahí se ve que en la Iglesia estamos llamados a ser luz en medio de la oscuridad, no solo con palabras sino con acciones concretas», ha sentenciado.
José Cobo ha reivindicado que «la Iglesia de Madrid está presente en todos los ámbitos de nuestra ciudad, especialmente ahí donde se necesita luz». Ha detallado cómo sus jóvenes «testimonian con su vida que Cristo camina y da esperanza y están comprometidos con la defensa de los derechos humanos, el cuidado de la creación y la promoción de la cultura». Además ha asegurado que «ahí donde está el hombre está Cristo, y donde está Cristo está la Iglesia».
«No vamos a cerrar nunca»
El purpurado ha explicado que Madrid cuenta con 30 colegios parroquiales, «todos deficitarios porque son los más pequeños y tienen peores instalaciones». «Pero no vamos a cerrar nunca porque seguimos apostando por la educación donde están los más vulnerables», ha prometido. En ese sentido, ha asegurado que «nuestro tesoro no son los excels ni los beneficios sino la gente que tiene la luz del Evangelio y la hace presente en nuestra sociedad». «La vida no son solamente beneficios sino apostar por aquellos que miran alto», ha añadido.
El cardenal ha contado que «necesitamos gente que sueñe, oración, talento y recursos económicos». Y ha considerado que «cada diezmo de una viuda que apuesta por la Iglesia es una semilla de esperanza y coloca la vida en un horizonte de nueva humanidad».
Finalmente, frente a los profetas del desastre que pronostican el fin de los tiempos, ha asegurado que «no me lo creo porque Dios está en nuestro mundo, nuestra cultura y sociedad tienen remedio y lo vamos a encontrar».