La mujer en el Evangelio
La gran preocupación de Julia Stankova, pintora búlgara, es buscar el mensaje de cada capítulo de la Biblia y convertirlo en imágenes. Durante este viaje ha conocido las enseñanzas de Jesucristo. Su arte ha sido todo un camino de conversión
Julia Stankova es una artista de origen búlgaro que desde su infancia supo que dedicaría toda su vida al arte. A los 13 años empezó a formarse en la disciplina del dibujo. Simplemente asistía como oyente a clases privadas en la Academia Nacional de Bellas Artes, pero después ingresó en ella, seis años más tarde. Paralelamente estudió Ingeniería de Minas en Sofía, su actual ciudad de residencia. Se dedicó durante doce años a esta profesión, pero finalmente tuvo el coraje de dejar el trabajo para dedicarse a su verdadera vocación: la pintura. Ha expuesto en diversas ciudades de países como Macedonia, Grecia, Holanda, Noruega, Francia, Italia, Inglaterra, Alemania y, por supuesto, Bulgaria.
Sus primeros pasos en esta trayectoria tuvieron lugar en un estudio de restauración. Allí trabajaba con iconos búlgaros bizantinos de autores desconocidos de los siglos XVIII y XIX. Estas pinturas la cautivaron por completo, y se convirtieron en su primera fuente de inspiración artística. Esto le causó inquietud por estudiar la Biblia y la simbología de la pintura bizantina. Más tarde ambicionó profundizar aún más, y cursó un máster de Teología en la Universidad de Sofía.
Una vez dominada la técnica de restauración del icono bizantino, decidió que era el momento de convertirse en artista independiente. Su creatividad y estilo ya estaban definidos: la influencia bizantina heredada de sus antepasados combinada con su especial sensibilidad por las Sagradas Escrituras. Su gran preocupación siempre será, desde entonces, buscar el mensaje de cada capítulo de la Biblia y convertirlo en imágenes. Durante este viaje emocional en la religión cristiana, la artista ha conocido las enseñanzas de Jesucristo. Su arte ha sido todo un camino de conversión.
Mientras pintaba las escenas del Evangelio se visualizaba a sí misma como un personaje más, llegando a sentir una experiencia casi real. «He sido tocada por las manos milagrosas de Cristo, he estado en la cola de los discípulos en el lavatorio de los pies y he resucitado con Lázaro», confiesa la artista. Esta intensa investigación de la Biblia confeccionó todo un lenguaje iconográfico en la obra de Stankova. En cuanto a técnica, ha sido siempre fiel a la tradición bizantina: temple sobre tabla de madera, añadiendo un acabado diferente para agregar brillo mediante un barniz.
Su obra se reúne en proyectos con un mismo tema de base, los cuales después reúne en volúmenes independientes a modo de catálogos razonados. Por ejemplo, ha dedicado series exclusivamente sobre las curaciones milagrosas de Jesús narradas por san Marcos; otro proyecto se focalizó en los pasajes del Génesis… El tema que trae entre manos actualmente es muy atractivo e interesante, y se titula Mujer del Evangelio. Como el propio nombre revela, se dedica a investigar las figuras femeninas de la Biblia y su presencia en los diferentes episodios. El Evangelio da una atención especial a las mujeres, pero de una manera tan sutil que a veces pasan desapercibidas. Aunque si nos esforzamos en hacer una interpretación comprometida, nos damos cuenta de que estas son, en general, almas de enorme fe que hacen sus mayores esfuerzos por estar cerca de Cristo.
Stankova se centra en el detalle de que ninguna mujer de las Escrituras se preocupa de asegurarse un lugar en el cielo ni de cuestionar los argumentos de Jesús; solamente desea seguirle ciegamente, servirle y no alejarse. «Son silenciosos testigos de la vida del Señor», explica la artista. Refleja a las mujeres del Evangelio como personas cuya inteligencia de corazón sobrepasa las inteligencias racionales del resto de la sociedad del momento, y esto se demuestra en la manera en la que escuchan en silencio las palabras de Jesucristo y cómo Él las atiende siempre cariñosamente y viéndose acompañado de ellas en numerosas ocasiones. Stankova hace un resumen de la interpretación final de este proyecto con las siguientes bellas palabras: «A la luz de los ojos de Cristo, la mujer se redescubre a sí misma tal como fue creada inicialmente, y obtuvo el poder de pasar del pecado a la santidad».