La Misa del 18, en el altar de Juan Pablo II, pondrá fin a las transmisiones diarias del Papa - Alfa y Omega

La Misa del 18, en el altar de Juan Pablo II, pondrá fin a las transmisiones diarias del Papa

La reanudación del culto público en Italia ha llevado a Francisco a cerrar el ciclo de sus misas en streaming. «Es necesario volver a la familiaridad de la comunidad con el Señor en los sacramentos», ha explicado Andrea Tornielli, director editorial del Dicasterio de Comunicación del Vaticano. Este miércoles, el Santo Padre ha pedido por alumnos y profesores

Redacción
Foto: AFP/VaticanMedia

La del próximo lunes será la última Misa diaria del Papa que se podrá seguir en directo a través de los medios del Vaticano. Así lo ha anunciado este miércoles a través de Vatican News Andrea Tornielli, director editorial del Dicasterio de Comunicación del Vaticano. Al reanudarse el culto con fieles en Italia, e irse tomando medidas similares en otros países, Francisco ha decidido interrumpir la transmisión en vivo de su Misa de las 7 de la mañana en la capilla de Casa Santa Marta.

Este ciclo especial —ha añadido Tornielli— se cerrará con un broche de oro: la Eucaristía del lunes 18 de mayo, centenario del nacimiento de san Juan Pablo II, desde el altar de su tumba.

La transmisión en directo comenzó el 9 de marzo, horas antes de que la Conferencia Episcopal Italiana decidiera suspender las celebraciones abiertas al pueblo. «Fue un regalo inesperado y hermoso. Mucha gente, incluso los que están lejos de la Iglesia, se sintieron acompañados y apoyados por el Papa», subraya Tornielli. Las celebraciones han sido seguidas por «varios millones de personas», muchas de las cuales «han aprendido la importancia y el consuelo del encuentro diario con el Evangelio».

La voz del Papa ante la pandemia

En circunstancias normales, medios vaticanos como L’Osservatore Romano publican diariamente un resumen de las homilías diarias del Papa, que también se recopilan en un libro anual. Ahora, además, la Librería Editrice Vaticana ha preparado un volumen titulado Fuertes en la tribulación, que recoge todas las homilías, catequesis y meditaciones con motivo del ángelus y del regina coeli de esta época de pandemia.

La obra incluye además las orientaciones que ha ido ofreciendo la Santa Sede sobre cómo vivir la fe en estas circunstancias, además de diversas oraciones y guiones litúrgicos. Se puede descargar en este link.

Llegado el momento de la progresiva reapertura, el director editorial del Dicasterio de Comunicación del Vaticano prevé que estos fieles virtuales «echarán de menos esta cita cotidiana. Pero, como dijo el propio Francisco, es necesario volver a la familiaridad de la comunidad con el Señor en los sacramentos participando personalmente en la liturgia». Algo que, siguiendo otra sugerencia del Papa, es aconsejable completar con la familiaridad cotidiana con el Evangelio.

«Permaneced en mí y yo en vosotros»

En la Misa de este miércoles, Francisco ha ofrecido la Misa una vez más por los docentes y alumnos que se enfrentan a la recta final del curso. En un momento en que «deben encontrar nuevos caminos para avanzar en la enseñanza», el Santo Padre ha pedido «que el Señor les ayude en este camino, le dé coraje y también éxito».

En su homilía el Papa comentó el Evangelio de hoy (Jn 15, 1-8), en el que Jesús se presenta como «la verdadera vid» a la que los discípulos deben estar unidos. Es clave aquí, ha subrayado, el verbo «permanecer». «No es un permanecer pasivo, un adormecimiento en el Señor: esto sería quizás un sueño beatífico». Es un permanecer activo, y también recíproco: «Permaneced en mí y yo en vosotros».

Profundizando en este «hermoso misterio», el Santo Padre ha explicado que «los sarmientos sin la vid no pueden hacer nada porque no les llega la savia, necesitan la savia para crecer y dar fruto. Pero también la vid necesita a los sarmientos», porque es de ellos de donde brotan los frutos.

Los cristianos están llamados y deben «cumplir los mandamientos», «ir por el camino de las bienaventuranzas» y «realizar obras de misericordia». Pero la vida cristiana «es también más: es este permanecer recíproco. Sin Jesús no podemos hacer nada», y Él sin nosotros «parece que no puede hacer nada», porque es el sarmiento el que da fruto, testimonio del Evangelio. Jesús «necesita nuestro testimonio» para que «la Iglesia crezca». «En esta permanencia recíproca está la fecundidad».

Vatican News / Redacción