«La mirada de la Iglesia no ha de ser condenatoria»
El Papa ha lamentado el atentado que ha matado a más de 100 personas en Mogadiscio y la avalancha en Seúl que ha costado la vida a más de 150 jóvenes
Al concluir el rezo del ángelus de este domingo, el Santo Padre ha lamentado especialmente dos tragedias que han sacudido a dos países en las últimas horas. Por un lado, el atentado con dos coches bomba en la capital de Somalia que ha segado la vida de más de 100 personas. El ataque perpetrado por el grupo yihadista Al Shabab, filial de Al Qaeda, ha dejado además un saldo de 300 heridos. «Mientras celebramos la victoria de Cristo sobre el mal y sobre la muerte, recemos por las víctimas del atentado que en Mogadiscio ha matado a más de 100 personas entre ellos muchos niños. Dios convierta el corazón de los violentos», ha dicho el Papa que, por otro lado, ha mostrado su dolor por la tragedia en Corea del Sur: «Recemos también al Señor Resucitado por los jóvenes que han muerto esta noche en Seúl por las trágicas consecuencias de una avalancha humana». Un domingo más, ha solicitado también oraciones por Ucrania, «recemos por la paz, no nos cansemos de hacerlo».
Y antes de marcharse, ha saludado especialmente a los fieles españoles, hoy muy numerosos en la plaza. Había grupos de Córdoba, jóvenes de Hakuna y la Coral del Orfeón Donostiarra de San Sebastián que cumple 125 años.
«Siempre podemos volver a empezar»
En su alocución previa al rezo del ángelus, ha examinado la figura de Zaqueo, uno de aquellos judíos que «recaudaban los impuestos por cuenta de los dominadores romanos y que se aprovechaban de su posición. Por este motivo, Zaqueo era rico, odiado por todos y señalado como pecador».
A partir de este Evangelio, el Santo Padre ha explicado que Jesús siempre busca a quien necesita de compasión, porque su mirada no es condenatoria como no ha de ser «condenatoria tampoco la mirada de la Iglesia», ha insistido el Papa quien ha recordado además que Jesús «ha sido enviado por el Padre para buscar a quien se ha perdido». Porque Zaqueo «tenía una vida mediocre y siempre miraba hacia abajo y, sin embargo, Zaqueo quiere ver a Jesús». El Papa ha destacado que Zaqueo, subido en el sicomoro, hace que Jesús tenga que elevar su mirada para verlo: «Esta es la historia de la salvación: Dios no nos ha mirado desde lo alto para humillarnos y juzgarnos; al contrario, se ha rebajado hasta lavarnos los pies, mirándonos desde abajo y restituyéndonos la dignidad».
«Zaqueo nos enseña que, en la vida, nunca está todo perdido. Por favor, nunca está todo perdido en la vida. Siempre podemos dar espacio al deseo de recomenzar, de volver a empezar, de convertirnos», ha asegurado Francisco ante una plaza de San Pedro que hoy estaba especialmente colma de fieles y peregrinos. El puente y el agradable clima han animado a muchos romanos y visitantes a acercarse para compartir el rezo del ángelus con el Santo Padre.
«Hermanos, hermanas, recordemos esto: la mirada de Dios no se detiene nunca en nuestro pasado lleno de errores, sino que ve con infinita confianza lo que podemos llegar a ser. Y si a veces nos sentimos personas de baja estatura, que no están a la altura de los desafíos de la vida y, menos aún, de los del Evangelio, empantanadas en los problemas y en los pecados, Jesús nos mira siempre con amor, nos mira», ha exclamado Francisco que ha dejado una última pregunta en el aire: «¿cómo miramos a quienes se han equivocado y tienen dificultad para levantarse del polvo de sus errores? ¿Es una mirada desde lo alto que juzga, desprecia y excluye?»