La mies es abundante y los obreros pocos - Alfa y Omega

La mies es abundante y los obreros pocos

Miércoles de la 28ª semana del tiempo ordinario. San Lucas, evangelista / Lucas 10, 1-9

Carlos Pérez Laporta
Ilustración: DALL.E

Evangelio: Lucas 10, 1-9

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.

Y les decía:

«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.

¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.

Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: “El reino de Dios ha llegado a vosotros”».

Comentario

Es curioso que a los mismos que Jesús designa y envía les dice que pidan obreros: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies». Son los mismos sujetos los enviados y los que solicitan a Dios que envíe obreros. Es como si el envío no les perteneciese ni aún siendo enviados, y tuvieran que andar pidiendo su propio envío para cumplir la misión a la que se les envía. No pueden hacer suyo el envío, no pueden darlo por descontado, y tienen que andar pordioseándolo siempre. No es una profesión que han aprendido y ya pueden siempre ejercer. Porque pueden no tener la misión, pueden olvidarla o perderla por el camino. Incluso Dios podría despojarles de ella. No es nunca suya la misión.

Por eso, no llevan nada consigo en el camino: «No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino». No pueden sostenerse en nada que no sea la misión: «Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan». Solo comerán si les recibe. El «salario» merecido es solo «lo que tengan» aquellos que eventualmente les reciban: nada les corresponde por horas y dedicación, nada se les debe a ellos porque lo que merecen lo merecen por algo que no es suyo. Su salario es su misión.

Lucas debió vivir dependencia de Dios mientras iba predicando. Por ese motivo juntaba así estas sentencias de Jesús en su evangelio. ¡Cuántas veces no debió vivir el despojo de su cometido si sentía lejano a Dios! ¡Con qué insistencia debía suplicar a Dios el envío de obreros a su mies antes de cada predicación!