Aumentan las iniciativas de la Iglesia y de la sociedad civil ante el aumento de refugiados
Mientras ACNUR advierte de que los refugiados ucranianos llegarán a los dos millones el miércoles, y Josep Borrell estima en cinco los millones que habrá en Europa próximamente, en España se multiplican las iniciativas de acogida
En tan solo once días son ya 1,7 los ucranianos desplazados a las fronteras de Ucrania con los países limítrofes al oeste, «el crecimiento más rápido de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial», ha asegurado este martes ACNUR, que estima en dos millones los desplazados que habrá al final del día este miércoles.
Según el alto comisionado de la ONU para los refugiados, Filippo Grandi, «hoy o mañana como muy tarde» se llegará a los dos millones de personas que han huido de la guerra y han huido al extranjero.
«Sabemos que hay cientos de miles de personas en movimiento» en el interior de Ucrania que se desplazan al oeste para escapar de las zonas de combate, «pero con la evolución de la guerra también van a tratar de cruzar las fronteras», indicó.
Sin embargo, para el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, el español Josep Borrell, las cifras de refugiados que dejará la guerra serán mucho más abultadas: «Si los bombardeos continúan así, si siguen bombardeando las ciudades de forma indiscriminada, podemos esperar cinco millones de exiliados que traten de huir de la guerra», señaló a los periodistas este lunes tras una reunión en el Consejo Europeo en Bruselas.
«Tenemos que movilizar todos los recursos de la Unión Europea para ayudar a los países a acoger a la gente. Necesitamos más escuelas, más centros de acogida, más de todo», urgió Borrell.
Acogida «con calidad y calidez»
Ante esta situación, son numerosas las iniciativas de ayuda desde la Iglesia y la sociedad civil en apoyo de los refugiados. Así, en Madrid, la Mesa por la Hospitalidad ha hecho un llamamiento «para amplificar y multiplicar la solidaridad» ante la más que previsible llegada de refugiados ucranianos a Madrid.
Por eso, la mesa pide a parroquias, congregaciones religiosas, movimientos, familias y particulares tanto pisos y viviendas y otros espacios que puedan habitar familias y migrantes forzosos, siempre en una acogida «con calidad y calidez», como también ayudas económicas en la cuenta ES20 0075 7007 8306 0736 8971 y voluntarios para participar en la hospitalidad. Todos ellos se pueden dirigir a hospitalidad@archidiocesis.madrid. La Mesa por la Hospitalidad nació en 2015 por iniciativa del cardenal Osoro para acoger de emergencia a migrantes y refugiados en situación de calle, y desde entonces ha atendido a más de 1.000 personas provenientes de lugares como Siria, Centroamérica, Sudamérica, África o, en menor medida, Europa.
La Mesa anima a todos a difundir esta llamada, así como la invitación del Papa Francisco «a comprometernos con un nosotros más grande». Por último, «pero no menos importante, recemos a Dios intensamente por la paz». Como decía san Juan Crisóstomo y ha recordado el arzobispo, cardenal Osoro, varias veces estos días, «nada en el mundo es más fuerte que el justo que reza».
En este sentido, se multiplican las iniciativas de particulares y de ONG que desde la sociedad civil tratan de paliar esta emergencia humanitaria. Así, la Fundación Madrina ha organizado un convoy para paliar el sufrimiento de los ucranianos en la guerra que devasta su país. «No tenemos miedo. Esto es lo que tenemos que hacer. Nuestra vida la lleva Dios, y para salvar vidas hay que entregar la propia vida», afirma Conrado Giménez, presidente la Fundación Madrina.
«El viernes salimos hacia Ucrania, y esperamos entrar en Leópolis, a 70 kilómetros de la frontera, donde nos esperan unas religiosas –afirma Conrado–. Hemos contactado con ellas para llevarnos de allí a madres con niños pequeños. Hay muchas madres dando a luz en sótanos de hospitales, en pésimas condiciones».
En contacto directo con el presidente de Caritas de Ucrania en Odesa, Madrina ha fletado un camión, dos autobuses y una furgoneta «que hemos llenado con 14 toneladas de alimentos y ropa para bebés, además de sacos para dormir y ropa de abrigo para la población», asegura Conrado. A la vuelta «queremos traer a 200 personas entre madres y niños», por lo que el presidente de Madrina calcula que «solamente cuesta 200 euros la posibilidad de salvar de la guerra la vida de un niño ucraniano. Ojalá la gente sea generosa».
Para los ucranianos que vengan, Madrina asegura la acogida en el contexto de su iniciativa Pueblos Madrina, por la que «muchos ayuntamientos y particulares de zonas rurales han ofrecido sus casas para ellos». Junto a ello, la fundación está preparando sus pisos y residencias de acogida ya disponibles para acogerlos, además de acompañamiento social y sanitario.