La marcha interreligiosa por la paz de Cáceres ya es mayor de edad
Poco después del 11S, distintas religiones presentes en Cáceres salieron juntas a la calle para condenar la violencia y pedir por la paz. Fieles a la cita, este año marchan con el lema Artesanos de paz, que también da nombre a su grupo de trabajo de WhatsApp
«Somos un movimiento de vanguardia, punta de lanza de algo que es profundamente espiritual y cívico», celebra Mariano Arellano. Para este representante de la Iglesia evangélica extremeña, «en España hay muy pocos grupos de confesiones interreligiosas con vocación de diálogo». Por ese motivo, considera que la XVIII Marcha por la Paz que la diócesis de Coria-Cáceres celebra el próximo 14 de diciembre «es buena para la sociedad, cada uno de nosotros y las comunidades a las que representamos».
«En el caso del catolicismo, esta iniciativa no es nueva. Surge de los encuentros interreligiosos por la paz iniciados por Juan Pablo II», explica Rafael Delgado, delegado de Relaciones Interreligiosas de la diócesis. Unas reuniones que «Benedicto XVI y el Papa Francisco han continuado» y que inspiran esta marcha.
En ella participarán, aparte de la diócesis de Coria-Cáceres y la Iglesia Evangélica Española de Mérida y Miajadas, la Comunidad Islámica de Cáceres, la Comunidad Budista El Olivar de Buda e incluso la Comunidad Bahá’í de Extremadura. Este último grupo, nacido en Irán en el siglo XIX, es considerado uno de los cultos más jóvenes del mundo.
Nacida del grupo juvenil de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, en Cáceres, esta iniciativa alcanza ahora su mayoría de edad con su XVIII edición. La primera, celebrada en 2001, año en que Al Qaeda atentaba contra las Torres Gemelas de Nueva York, tenía un objetivo muy claro: expresar la condena de los creyentes al terrorismo. «Lógicamente coincidimos en todo lo fundamental, la religión busca la superación del mal, el rechazo de la violencia y la instauración de la fraternidad entre todos los hombres», aclara Rafael Delgado.
Año tras año, el número de confesiones implicadas en esta marcha ha crecido y actualmente son cinco. Algo que cada vez hace más desafiante redactar un manifiesto común. «Parecerá muy fácil, pero hacer un documento que podamos suscribir todos los grupos es de una complicación extraordinaria. Para lo que para católicos y protestantes es muy normal, para un budista no lo es y es fácil dar por sentado algo que el otro no vive», advierte Mariano Arellano.
No obstante, finalmente llega el consenso. «Precisamente porque somos creyentes nos unimos en fraternidad y unidad», explica Rafael Delgado. «Consideramos que todos somos una misma familia, tenemos un origen y una meta comunes que es Dios, nuestro creador. Todo eso nos une en el respeto en la acogida del diferente y la promoción y de la justicia y la paz», añade.
Un lema visionario
En su XVIII edición, la marcha multirreligiosa que organiza la diócesis de Coria-Cáceres lleva como lema Artesanos de paz, un término que el Papa Francisco empleaba a principios de año para pedir a los cristianos que construyeran fraternidad allá donde fueran. Sin embargo, el uso de este eslogan por parte de los organizadores de la marcha se remonta a mucho antes.
Desde que la Delegación de Relaciones Interrelegiosas asumió la coordinación de estas manifestaciones hace cinco años, sus miembros se comunican a través de un grupo de WhatsApp que, curiosamente, se llama Artesanos de paz. «El nombre es anterior a la frase del Papa y lo hemos elegido como lema de este año porque ha tenido una acogida muy buena entre los representantes de las cinco comunidades religiosas», explica Rafael Delgado.
A través de este grupo de WhatsApp, los convocantes de la marcha multirreligiosa están en contacto durante todo el año pues, como asegura Arellano, «la preparación de este evento es solo la guinda del pastel». «Nos felicitamos en los momentos importantes de cada confesión como el final de Ramadán o la Navidad», explica Rafael Delgado.
Aunque el grupo tiene otra función para los momentos de oscuridad. «Cuando hay algún atentado terrorista en una mezquita o iglesia, ponemos mensajes de condolencia y rechazo a la violencia independientemente de quien proceda. Compartimos ese rechazo y estamos concienciados con que es esencial educar en la paz», añade el delegado.
En ruta por Extremadura
A raíz del eco que tiene en los medios de comunicación locales la Marcha por la Paz, no es extraño que los centros educativos soliciten un testimonio a sus convocantes. «Tenemos el privilegio de haber sido invitados como grupo a diferentes colegios de Extremadura donde nos han llevado a clases de religión», presume Mariano Arellano.
En ellos, «los chavales nos hacen preguntas, nos ven juntos y ven que no fingimos nuestra fraternidad», cuenta el representante de los evangélicos. Algo que, para él tiene un gran valor. «Espero que estas semillitas de tolerancia se les queden y den algo positivo», confiesa.
Celebrar en vez de tolerar
«El mundo en el que vivimos es muy diferente a la España de hace 50 años. Nuestro contexto europeo nos exige perder el miedo al que es diferente tengamos una postura fe o no», recalca Mariano Arellano. Por ese motivo llama a, en vez de tolerar al otro como si fuera un dolor que soportar, celebrar su existencia. «Es una actitud mucho más proactiva con la que yo sigo teniendo mis convicciones», argumenta. Un matiz fundamental a la hora de establecer un diálogo interreligioso que, de perderlo de vista, «puede hacernos caer en el relativismo de no saber en qué creemos».