La malformación de María desapareció después de la oración de sanación del padre Burke
Diego y María acudieron a la oración de sanación del padre Jaime Burke por su hija, a la que habían diagnosticado una malformación. El sacerdote de la Renovación Carismática, fallecido en 2009, abrazó al matrimonio, dio gracias a Dios por los prodigios de sus vidas y pidió que los médicos se maravillasen de los prodigios del Señor
Diego Carvajal y su mujer acababan de casarse y esperaban con alegría y emoción la llegada de su primer hijo. Como padres primerizos acudieron con ilusión a la primera ecografía de su bebé. Sin embargo, las caras de los médicos comenzaron a tornarse en gestos de preocupación. La sala empezó a ser un entrar y salir de médicos y enfermeras. Algo no iba bien. En la ecografía se veía que el feto tenía el pliegue nucal muy alto, un indicativo de un tipo de anomalía relacionada con el Síndrome de Down. «Los médicos en seguida nos pusieron encima de la mesa la posibilidad de abortar», explica Diego.
Para confirmar si efectivamente su hijo venía con malformación, Diego y su mujer acudieron a otro médico que les informó del aumento del pliegue nucal en el feto y se les ofreció de nuevo la posibilidad de abortar. Si esa misma tarde hubiésemos aceptado, nuestra hija habría sido abortada.
El Señor lo necesitaba
Diego, en conversación con Alfa y Omega, explica cómo al llegar a casa abrió la Biblia en busca de la Palabra que el Señor les quisiera decir. «Al abrir el Evangelio me salió una palabra preciosa que decía, “el Señor lo necesita”. No sabíamos para qué lo necesitaba, pero aceptamos su voluntad».
Movidos por la esperanza y a la espera de realizar la prueba que iba a confirmar el nivel de malformación del bebé, Diego y su mujer acudieron en Madrid a la oración de sanación del padre Jaime Burke, sacerdote de la Renovación Carismática, fallecido en 2009. Al terminar el rato de oración, el matrimonio se acercó al Padre Jaime y le contó su situación. «El Padre Burke realizó una oración sobre nosotros muy sencilla. Nos abrazó, dio gracias al Señor por nuestra vida y pidió a Dios que los médicos se maravillasen de sus prodigios», cuenta Diego. «Salimos de allí con mucha paz».
El pliegue había desaparecido
Cuando Diego y su mujer acudieron a la prueba que iba determinar el nivel de malformación del feto ocurrió el milagro. «Yo me quedé fuera esperando», explica Diego, «lo normal es que la prueba durara unos quince minutos, pero mi mujer llevaba más de una hora dentro». De pronto, salió y dijo, «todo esta bien, no hay malformación, todo está bien». Las enfermeras estaban descompuestas, no entendían cómo el pliegue había desaparecido. La única explicación posible era un milagro. Hoy, aquel bebé al que los médicos daban por perdido es una joven fuerte y sana de 16 años llamada María. Diego y su mujer se han convertido en testigos de las palabras del Señor desde aquella curación.
Asamblea de los carismáticos
Diego y María participan este fin de semana en Madrid eb la XXXIX Asamblea Nacional de la Renovación Carismática, en la que –aseguran– se han implicado mucho más desde la curación de su hija.
María Redondo