La libertad religiosa «consolida la justicia, la unidad y la paz»
Según el observador permanente de la Santa Sede ante la OEA, va más allá de la libertad de culto y «permite a las personas vivir de acuerdo con sus principios éticos»
«La libertad religiosa es un derecho fundamental del hombre que refleja su más alta dignidad». Son las palabras del Papa Francisco que Juan Antonio Cruz Serrano, observador permanente de la Santa Sede ante la Organización de Estados Americanos (OEA), recordó esta semana en Washington con motivo del Día Internacional de la Libertad Religiosa, que se celebrará el próximo domingo 27 de octubre.
Durante su intervención, tal y como recoge Vatican News, este sacerdote involucrado en la diplomacia vaticana advirtió de que la libertad religiosa está siendo «gravemente vulnerada». Un atropello que afecta a unos «4.900 millones de personas en el mundo».
Cruz hizo también referencia a la «cultura de la cancelación» y al uso de las redes sociales para atacar a comunidades religiosas. Además, hizo hincapié en el aumento de persecuciones hacia «comunidades religiosas mayoritarias». Es un problema que, de acuerdo con su diagnóstico, sigue afectando a diferentes regiones del mundo.
El seminario se estructuró en dos partes: una primera llamada Raíces cristianas de los derechos humanos y la libertad religiosa y una segunda con el nombre La libertad religiosa en el sistema interamericano. Según lo describió el propio Juan Antonio Cruz Serrano, el evento fue «un momento de diálogo, intercambio, de escucha y de interpelación» y con panelistas de «altísimo nivel diplomático, académico, jurídico y profesional».
El observador permanente de la Santa Sede también recordó los principales marcos legales que protegen este derecho, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos o la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Esta última, firmada en 1969 y más conocida como el Pacto de San José, recalca «la centralidad del derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión».
Juan Antonio Cruz Serrano cerró su intervención llamando a promover el diálogo entre creyentes y no creyentes. Y destacó que la libertad religiosa trasciende la libertad de culto: «Este derecho permite a las personas vivir de acuerdo con sus principios éticos y cosmovisiones», afirmó, al tiempo que «consolida la justicia, la unidad y la paz de la familia humana».