La JOC y la HOAC denuncian el aumento de la precariedad laboral - Alfa y Omega

La JOC y la HOAC denuncian el aumento de la precariedad laboral

Redacción
Una cola en una oficina de empleo, antes de la pandemia
Una cola en una oficina de empleo, antes de la pandemia. Foto: AFP / Dominique Faget.

Tender puentes en el mundo obrero y del trabajo es el título del manifiesto para el 1 de mayo de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y la Juventud Obrera Cristiana, desde la convicción de que «es urgente y necesario» buscar alianzas, porque «solo con el esfuerzo de todas y todos podremos recuperar derechos y darle la importancia que tiene al trabajo como elemento central en la vida de las personas».

Frente al relato de que «hemos salido de la crisis» y «se está creando empleo», las dos organizaciones obreras afirman que «esta bajada del desempleo lleva consigo precarización y pérdida de derechos: temporalidad, inestabilidad, falsos autónomos, horas extras no remuneradas y más pobreza», algo que sufren especialmente las mujeres y los jóvenes.

«Apenas se dice tampoco que tener trabajo no es garantía hoy de poder vivir con dignidad», añade el documento. «Los denominados trabajadores pobres, los nuevos excluidos del siglo XXI, representan ya el 14,8 %, mientras que el 22,1 % de las personas de nuestro país se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión».

También se denuncia que, mientras «asistimos a la globalización de la economía», se estén levantando «muros y fronteras para las personas», un indicador de que es necesario «poner en el centro a la persona».

En esa línea las instituciones piden también «promover el trabajo decente», «garantizar la protección social» con medidas como «una renta de ciudadanía», o facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar.

En el lado positivo de la balanza, la JOC y la HOAC aluden a «los pequeños que se están dando en la sociedad (consumo responsable, economía de comunión, cuidado de la creación…) que, como la semilla o la levadura en la masa, transforman la realidad en los barrios, en nuestros trabajos, en la calle y en nuestras casas».

Mensaje completo del Manifiesto

En twitter #1MCreoPuentes#1Mayo

Celebramos el 1º de Mayo, la fiesta más importante para el mundo obrero, en el que las trabajadoras y trabajadores de todo el mundo nos unimos para manifestarnos y reivindicar trabajo y mejores condiciones laborales.

Expresiones como: «he llegado a trabajar hasta 17 horas en un día», «cada viernes me dan los turnos de la próxima semana», «tengo un contrato que empieza y termina en el mismo día», «es lo que hay», en boca de Inés, David, Adrián…, son cada día más frecuentes y hacen que el presente y el futuro de las trabajadoras y trabajadores sea incierto, ya que nos lleva al conformismo y a vivir eternamente instalados en la precariedad laboral.

A menudo escuchamos que hemos salido de la crisis, que la economía ha mejorado y que se está creando empleo. Escuchamos menos que esta bajada del desempleo lleva consigo precarización y pérdida de derechos: temporalidad, inestabilidad, falsos autónomos, horas extras no remuneradas y más pobreza. Según datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, en abril el paro bajó en 48.559 personas, muy pocas comparadas con las 3.702.317 que continúan aún registradas en las oficinas de empleo, llevándose la peor parte las mujeres y las personas jóvenes.

Apenas se dice tampoco que tener trabajo no es garantía hoy de poder vivir con dignidad. Los denominados «trabajadores pobres», los nuevos excluidos del siglo XXI, representan ya el 14,8 %, mientras que el 22,1 % de las personas de nuestro país se encuentra ya en riesgo de pobreza y exclusión. (Informe Análisis y perspectivas 2016. Fundación FOESSA, Cáritas. Nov 2016) .

Asistimos a la globalización de la economía, no hay fronteras para el capital, sin embargo levantamos muros y fronteras para las personas. Ante esto, es urgente tender puentes, poner en el centro a la persona.

El papa Francisco hace énfasis, en la Laudato si’ (127-128), que el ser humano debe estar en el centro de la vida y también nos recuerda que «sin trabajo la dignidad está herida» (Terni, 20.03.14).

La JOC y la HOAC, como Iglesia encarnada en el mundo obrero y del trabajo, manifestamos que es urgente y necesario abordar la situación del trabajo desde todos los ámbitos de la sociedad. Creemos que, solo con el esfuerzo de todas y todos, podremos recuperar derechos y darle la importancia que tiene el trabajo como elemento central en la vida de las personas.

Estamos convocados a ofrecer una respuesta social conjunta y trabajar para:

Promover el trabajo decente. Un trabajo que respete los derechos de las trabajadoras y trabajadores, asegurando un salario justo y seguridad en el puesto de trabajo.

  • Acceso al trabajo para todas y todos. Ante la situación que estamos viviendo, creemos importante que toda persona tenga acceso a un empleo digno que respete la vocación y que nos permita sentirnos partícipes de la construcción de la sociedad.
  • Evitar la discriminación. Aunque se haya avanzado en el reconocimiento de igualdad de derechos, hay que dar pasos e integrar a los diversos colectivos en el mundo del trabajo, y cuidar la no discriminación de personas por razón de género, discapacidad, país de origen, orientación sexual, etnia, raza, religión…
  • Garantizar la protección social. Que asegure la protección de las familias y mejore las perspectivas de desarrollo personal e integración social. Y al mismo tiempo priorizar la necesidad de una renta de ciudadanía que garantice su protección.
  • Repensar la participación y la conciliación. Que dé libertad para que las personas expresen sus opiniones, se impliquen y participen en las decisiones que afectan a la organización del trabajo. Un trabajo que nos permita conciliar la vida laboral y familiar y el desarrollo de las necesidades culturales y espirituales, así como el compromiso militante como ciudadanos comprometidos.
  • Reconocer los trabajos de cuidados. Debemos seguir avanzando hacia un sistema en el que no solo los trabajos «productivos» sean reconocidos socialmente como trabajo, sino también los trabajos de cuidados que posibilitan la vida (el cuidado de niños y personas mayores, la atención a la dependencia, el cuidado de la naturaleza…).
  • Dialogar sobre el presente y futuro del trabajo. Es necesario y urgente sentarnos en una mesa de diálogo donde gobiernos, empresarios, sindicatos y otras organizaciones sociales reflexionemos sobre el sentido humano y humanizador del trabajo y cómo necesitamos organizar el trabajo, así como medios para que el trabajo y el sistema de producción tengan como objetivo la justicia social.

Jesucristo, Buena Noticia para las mujeres y hombres de hoy, dedicó su vida a anunciar un mundo nuevo, el Reino de Dios que estamos llamados construir aquí y ahora. También nosotros, aun siendo conscientes de la situación que vivimos, anunciamos y ponemos nuestra esperanza en los pequeños cambios que están dando en la sociedad (consumo responsable, economía de comunión, cuidado de la creación…) que, como la semilla o la levadura en la masa, transforman la realidad en los barrios, en nuestros trabajos, en la calle y en nuestras casas.

Estas pequeñas semillas que hoy construyen Reino pueden inspirarnos para tender puentes y crear un mundo entre todas y todos donde se respete la dignidad de la persona y el derecho a un trabajo decente.