La JMJ que marcó el Camino
La Iglesia en España es «la única Iglesia en el mundo que, en poco más de 20 años, celebra dos Jornadas Mundiales de la Juventud», y ante la JMJ de Madrid 2011 resulta obligado, sin duda, rememorar aquella primera en Santiago de Compostela, que ciertamente marcó la pauta de todas las JMJ que vinieron después, como verdadero camino de peregrinación. ¿No ha sido acaso el Camino de Santiago tierra fecunda de las raíces cristianas que hicieron -en palabras del propio Juan Pablo II- «gloriosa la historia de Europa, y benéfica su presencia en los demás continentes»? Escribe quien fue el Delegado Episcopal y Coordinador General de aquella memorable JMJ de 1989:
La celebración de la JMJ 2011 en Madrid permite, casi obliga, a rememorar la IV Jornada Mundial celebrada en Santiago de Compostela en 1989. Y digo que casi obliga porque es España la única Iglesia en el mundo que, en poco más de 20 años, celebra dos Jornadas Mundiales de la Juventud; este dato me parece importante para subrayar que la Iglesia en España ha apostado decididamente por el futuro, a pesar de…, o mejor, precisamente por.
Nosotros, en 1989, proyectamos la Jornada Mundial de la Juventud sin apenas antecedentes de lo que se pretendía; se sabía del deseo del Santo Padre, ¡intuición genial!, la voluntad del arzobispo Rouco, la tenaz y siempre cálida comprensión del cardenal Pironio y poco más… Y, sabiendo muy bien lo que queríamos, desarrollamos, mis colaboradores y yo, por primera vez en la entonces corta historia de las Jornadas, unos días con tres vectores fuertemente enlazados constituyendo unidad:
En primer lugar, encuentro con el Papa en tres momentos: Vigilia de encuentro, oración y fiesta; la Eucaristía en la comunión de la Iglesia; y encuentro del Papa con jóvenes enfermos y minusválidos, que resultó lleno de emotiva serenidad.
El segundo vector fue la llamada Semana Previa, que, articulada en conferencias, mesas redondas, conciertos y festivales, llenaban las tardes de contenido cultural, tras las mañanas reservadas a la oración, las catequesis impartidas por obispos y personalidades de acusado relieve, y los amplios espacios para la oración personal y la celebración del sacramento del Perdón. Y, finalmente, el Foro Internacional de Jóvenes, propiciado por el Consejo Pontificio para los Laicos, reunió en la ciudad de Santiago, en régimen de internado, durante tres días antes de la llegada del tan querido Santo Padre Juan Pablo II, a 150 delegados de los movimientos eclesiales y la pastoral juvenil en todo el mundo.
El Pentecostés de Compostela
Nosotros preparamos todo aquello sin muchos medios, con mucha dedicación y mucho amor…, y Nuestro Señor bendijo a la Iglesia con la más emocionante y conmovedora reunión de jóvenes que la vieja Urbe -y la Iglesia en España- habían vivido nunca. El Pentecostés de Compostela, como fue llamada la Jornada, reunió en Santiago a 500.000 jóvenes que asombraron con su alegría y su sensus ecclesiae, dejando en nosotros la convicción de que se consigue cuanto se quiere cuando hay pasión y confianza para proponerlo, aceptarlo y hacerlo. Ésta es la verdad.
¡Cuántos jóvenes de aquéllos viven, con convicción adquirida o reforzada en aquellos días milagrosos, el matrimonio cristiano y el gozo de la paternidad! ¡Cuántos sacerdotes, consagrados y consagradas acabaron diciendo Sí a la llamada de Jesucristo en aquellos días! ¡Cuántos, en fin, jóvenes de aquéllos –todos– del Monte del Gozo supieron que Jesucristo se lo daba todo y no les quitaba nada!
Emblemático Monte del Gozo
Quien fue Delegado Episcopal-Coordinador General en gozosa y siempre agradecida colaboración con el cardenal Rouco, siente la convicción de que la pastoral juvenil en España tiene un antes y un después de la IV Jornada Mundial de la Juventud de 1989 en Santiago. Y, a propósito, es tan emblemático el Monte del Gozo que ¿a quién hay que pedirle que, a partir de ahora, ¡2ª Jornada Mundial en España!, algún acto de las JMJ futuras se llame Monte del Gozo?
Salvador Domato Búa