La isla que habitan los cubanos
El periodista Abraham Jiménez Enoa ha sufrido en sus propias carnes la represión del régimen castrista por contar la verdad. Primero no lo dejaron salir del país y luego lo invitaron a irse. Su nuevo libro es una crónica de la Cuba que no se conoce fuera
Dice Jon Lee Anderson que durante décadas la fuente de todo lo que sucedía en Cuba era una sola persona: Fidel Castro. «Lo sabía todo», reconoce el periodista. Desde temas más banales como el ocio y el deporte hasta la historia del país, la relación con Estados Unidos, las enfermedades, la energía nuclear e incluso temas tabúes como la prostitución. Los grandes problemas del país se han explicado según la versión del régimen, la que más favorecía sus intereses, aunque siempre ha habido periodistas y escritores que han intentado romper ese monopolio y mostrar la realidad cubana. Anderson cita figuras como Guillermo Cabrera Infante o Heberto Padilla.
Pero hay más. Jóvenes que aprovecharon la apertura del país y del acceso a internet en 2016 para crear medios independientes y contar la realidad desde dentro. Aquello fue el germen de un movimiento civil que el régimen fue tolerando con alguna que otra traba y que decidió arrasar cuando se produjeron las protestas del verano de 2021. Esa Cuba es la que aparece en La isla oculta (Libros del K. O.) de Abraham Jiménez Enoa, uno de esos jóvenes narradores que se propusieron contar la verdad sabiendo que pagarían un precio alto por ello. A través de 16 crónicas, algunas de ellas inéditas, explica el país que habitan los cubanos, pero que no se conoce fuera. «El título es un poco contradictorio, pues habla de algo que está oculto, pero, a la vez, se encuentra en la vida diaria», explica a Alfa y Omega.
Jiménez Enoa, cofundador de la revista El Estornudo, dedicada al periodismo narrativo, y actualmente columnista de The Washington Post, nos acerca historias particulares, excéntricas, que rozan el surrealismo. El libro se abre con un texto sobre los acuáticos, una especie de secta que vive al margen de la sociedad y cree en el poder milagroso del agua. O el hombre pájaro, que bien podría ser una fábula, la historia de un hombre que desde niño imita los sonidos de las aves y que termina ganándose la vida con ello. También hay temas más manidos, como el de la salud o la prostitución, pero Jiménez Enoa encuentra el modo de hacerlos nuevos. En primer lugar, explica el deterioro de la atención sanitaria en el país a través de la ausencia de medicamentos y de la necesidad de ponerse a la cola desde bien temprano para tener, al menos, una opción de conseguirlos. El título de ese texto, «La odisea de las farmacias», lo dice todo. «Los cubanos viven haciendo cola, una detrás de otra, y cada vez son más largas. Pasa para comprar un huevo, una aspirina o papel higiénico», agrega. La prostitución la contó desde la óptica de un hombre que camela a extranjeras para sacar beneficio económico. «Quería entender cómo alguien entra en ese mundo y cómo decide lucrarse con su cuerpo», explica.
Contar historias como estas le ha valido premios y que medios como The New York Times, la BBC, El País, Gatopardo o Al Jazeera hayan confiado en él, pero también le han granjeado persecución y, como consecuencia, problemas de salud mental. Desde 2016 y durante más de cinco años le impidieron salir del país como represalia por su trabajo. Perdió la cuenta de las veces que ha estado en arresto domiciliario, de las amenazas, de que su familia —su hermana perdió el empleo— fuera extorsionada. «Una de las veces me citaron en comisaría. No ir significaba violar la ley. Fui. Me desnudaron y esposaron, me metieron en un coche con los ojos tapados y me dieron vueltas hasta que me llevaron a un lugar para interrogarme. Me amenazaron a mí y a mi familia». Acababa de convertirse en columnista de The Washington Post. Le llegaron a extender un documento en el que renunciaba a seguir reporteando. No firmó. Cuando lo soltaron, lo contó todo.
La historia de Jiménez Enoa también es la del cambio de estrategia del Gobierno cubano. En vez de castigarlo con la imposibilidad de salir, lo hizo con una invitación al exilio. Él sabía que era eso o la cárcel. Y se tuvo que marchar. Llegó a España el 9 de enero de 2022 y vive en Barcelona con su mujer y su hijo. La isla oculta ya estaba en marcha. Tuvo que actualizar el libro con epílogo sobre su salida de Cuba y llegada a España, «a otra galaxia», como él dice. «Quería contar el país del que no podía salir y, de pronto, estoy contando el país al que no puedo volver», concluye.
Abraham Jiménez Enoa
Libros del K. O.
2023
296
21,90 €