La invitación de Pedrito tras superar el cáncer: «No perdáis nunca la fe»
Pedrito, enfermo de un cáncer presuntamente incurable, acudió esta semana a una Misa de acción de gracias por su curación. «El Amor siempre vence», aseguró
El pasado mes abril, Alfa y Omega contaba la historia de Pedrito, un niño de 11 años enfermo de un cáncer presuntamente incurable que, mientras recibía tratamiento por su enfermedad, generó una cadena de oraciones por todo el mundo, e incluso conversiones. El 20 de noviembre de hace un año, un mes después del diagnóstico, los sacerdotes del Hospital de la Paz (Madrid) celebraron Misa mientras el pequeño era operado. Tanto la madre, Carla Guzmán, como el médico responsable del trasplante se abandonaron a «las manos de Dios». La intervención era muy delicada.
El pasado miércoles, la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, en Aravaca (Madrid), celebró una Misa de acción de gracias por la curación de Pedrito. «Han sido muchos meses en el hospital sin ver a nadie, varias operaciones, quimio, radio… Pero, ¿sabéis qué? Que gracias a todas vuestras oraciones y a la ayuda de Jesús, ¡sabía que lo iba a conseguir!», aseguró el niño durante la celebración.
Pedrito relató que, cuando acudió recientemente a un colegio a contar su historia, unos niños le preguntaron qué echó más de menos durante su ingreso hospitalario. «Yo les decía que a mis perros y a mis hermanos, y el no poder ir al colegio y hacer una vida como todos mis amigos», afirmó el niño. Pero no solo eso: «Cuando me preguntaron que qué recomendación les daba, les dije: “¡Nunca perdáis la fe!”».
El niño no escatimó en agradecimientos: «A los médicos que tan bien me han cuidado, a las cirineas de mi madre y a sus parroquianas, a mis amigos del colegio, a mi familia del rosario de las ocho y a tanta gente que ha rezado por mí».
«Si Jesús y la Virgen están con nosotros, ¡todo se puede! Ojalá todo el mundo tenga la oportunidad de conocerles y, si no, nosotros se lo enseñamos, porque la vida junto a ellos, ¡es maravillosa!», enfatizó Pedrito, que citó a san Juan Pablo II: «¡El Amor siempre vence!».