La inteligencia artificial rescatará 4.000 piezas de canto gregoriano
El proyecto Repertorium, financiado por la UE y coordinado por la Universidad de Jaén, digitalizará y catalogará dos millones de documentos custodiados desde el siglo XIX en la abadía benedictina de San Pedro de Solesmes. «Es el mayor aporte al gregoriano desde su restauración», dice un experto
Para bucear en el origen del canto gregoriano hay que trasladarse hasta el siglo VI, cuando el Papa Gregorio I, preocupado por la unidad de la Iglesia, sentó las bases de una liturgia común para todos los cristianos. No fue, sin embargo, hasta el año 755 d. C., en la localidad francesa de Metz, cuando los expertos fechan el nacimiento de este estilo. A partir de entonces «se empezó a extender rápidamente por todo el Imperio carolingio, la Unión Europea de la época», hasta su declive durante el Renacimiento, explica Alberto Díaz-Blanco, profesor de Filología Hispánica y propietario de la segunda mayor colección del mundo de grabaciones de este estilo de canto.
Siglos después, concretamente a partir de 1862, el abad de San Pedro de Solesmes (Francia), el benedictino Dom Prosper Guéranger, decidió involucrarse en la restauración del gregoriano y envió a sus monjes por las catedrales y monasterios de Europa con el objetivo de fotografiar todos los manuscritos musicales que encontrasen. El material conseguido se almacena desde entonces en la abadía, una ingente cantidad de placas de cristal y negativos de un valor incalculable. «Hay que tener en cuenta que algunos de los originales han desaparecido y las fotografías de la abadía son la única prueba de su existencia», advierte Díaz-Blanco.
Ahora, sin embargo, volverán a ver la luz gracias al proyecto Repertorium, financiado por la Unión Europea y desarrollado por un consorcio de empresas de ocho países distintos, coordinadas por la Escuela Politécnica Superior de Linares de la Universidad de Jaén. «Se trata de una herramienta de inteligencia artificial que será capaz de digitalizar y archivar todos los manuscritos musicales que están en Solesmes y los podrá comparar con todos los catálogos sobre gregoriano que existen en el mundo», señala Pedro Vera-Candeas, subdirector del área de Telecomunicaciones de la Universidad de Jaén.
En total, se va a trabajar con cerca de 400.000 imágenes de manuscritos antiguos, que contienen unos dos millones de cantos, y se espera que aparezcan unos 4.000 que todavía no han sido transcritos, estudiados, catalogados ni cantados desde hace más de 1.000 años. «Se trata del mayor aporte a la música gregoriana desde la restauración de esta por Guéranger en el siglo XIX», sostiene Díaz-Blanco, que es también uno de los portavoces de Repertorium y miembro de la Asociación Hispana para el Estudio del Canto Gregoriano.
Si esta tarea se realizara de forma manual a través del ser humano, el proceso podría extenderse durante siglos. Sin embargo, con la inteligencia artificial y la financiación de la Unión Europea, solo se tardarán tres años. Lo que están haciendo en estos momentos es entrenar a la herramienta, una operación que se está realizando con 127.000 manuscritos fotográficos de Solesmes y que esperan completar en ocho meses: «Le presentamos una imagen y le explicamos cuál es la melodía y el texto en latín que le corresponde». Una vez concluida esta primera parte, los ingenieros practicarán con varios modelos distintos. La idea es que todo esté listo para dentro de un año y medio. «El resto del tiempo la herramienta ya se centrará en la digitalización y en la búsqueda de concordancias con otros catálogos», detalla Vera-Candeas, una operación que tiene una tasa de acierto por encima del 90 %.
Una vez que el archivo musical de la abadía benedictina francesa esté en la nube, la idea es revertir todos esos siglos de olvido y que se pueda difundir entre el público en general. En este sentido, Repertorium tiene previsto difundir el proyecto a través de distintos ciclos de conferencias y ferias. También elaborará diferentes materiales para explicar el proceso en el ámbito educativo y, además, editará una serie de publicaciones para su difusión.
Un concierto en Madrid
El acto más esperado, sin embargo, es un concierto que los impulsores de la iniciativa esperan celebrar en Madrid en julio del año que viene. «Nuestra intención es mostrar algunos de las piezas inéditas que va a ir encontrando la inteligencia artificial», concluye Alberto Díaz-Blanco, que sueña con que la iniciativa, en su conjunto, contribuya a una difusión «mayor si cabe» del canto gregoriano y que este «favorezca la unidad de Europa», como ocurrió en su origen.
«No hace falta más que mirar la realidad del continente para darse cuenta de lo oportuno de Repertorium», un proyecto que, además, tiene otras aplicaciones. Se utilizará también para la digitalización y catalogación de manuscritos históricos de ópera barroca del siglo XVIII pertenecientes a la base de datos Didona, del Instituto Complutense de Ciencias Musicales.