La Iglesia se suma al Día de las personas con Discapacidad: «Son uno más»
«No existe dos niveles en la Iglesia, uno superior donde están las personas sin discapacidad y otro, inferior, en el que figuran las personas con discapacidad», ha señalado María Granados, del Secretariado Episcopal para la Catequesis, durante la presentación de la campaña Tú y yo somos Iglesia
«No es que la Iglesia esté a su servicio, es que son uno más». Así ha resumido la hermana María Granados, del Secretariado Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado, la campaña Tú y yo somos Iglesia. Con ella la Conferencia Episcopal Española se ha sumado al Día Internacional de las Personas con Discapacidad, que se celebra el próximo domingo 3 de diciembre. «No existe dos niveles, uno superior donde están las personas sin discapacidad y otro, inferior, en el que figuran las personas con discapacidad. No», ha abundado la religiosa, que coordina un equipo dentro de la CEE formado por personas con y sin discapacidad.
Durante la presentación también ha participado María Ángeles Aznárez, que ha contado su experiencia como catequista dentro del grupo Anawin, al que caracteriza la heterogeneidad «y donde aceptamos a todos», ha subrayado. La catequista ha reflexionado a partir de la idea de una Iglesia que es hogar y en la que, «por tanto, ocurren las mismas cosas que pasan en una casa: nos abrazamos, nos esperamos, no importa que llegues tarde, si tienes sed te saco una Coca-Cola. No hay límites, vale todo, porque estamos en casa».
Y como ocurre en cualquier casa, Henar, una joven de 25 años con parálisis cerebral, ha cortado a su catequista y haciendo uso de un conversor de texto a voz ha proclamado: «Es súper genial. Tenemos la obligación y el derecho de formar parte de esta gran familia que es la Iglesia». Más tarde, ha añadido: «La Misa es terapéutica».
Tras el apunte de Henar, María Ángeles Aznárez ha retomado su intervención para explicar las particularidades de la catequesis para personas con discapacidad: «Tenemos que atender a cuestiones como el aspecto, la iluminación o la posibilidad de que los textos sean más sencillos». En este sentido, la catequista ha señalado la dificultad de «adaptar el catecismo a las características de cada niño. Es como un traje a medida, porque cada uno tiene sus particularidades. Hay que ser muy creativos».