La Iglesia responde a Trump y fortalece la atención a los migrantes en toda la ruta hacia EE. UU.
La pastoral se planificará de forma regional y saldrá a su encuentro no solo en las casas de acogida sino en los «desiertos, ríos y selvas»
La política migratoria de la administración Trump «ha llenado de inseguridad y zozobra a los migrantes y a las familias migrantes» no solo en Estados Unidos sino en todos los países de la región. Lo afirma Alfa y Omega Gustavo Meneses, director del Observatorio Socio Pastoral de Movilidad Humana de Mesoamérica y el Caribe (OSMECA), que la semana pasada celebró en Panamá su Asamblea Ordinaria.
Aunque no era su objetivo principal, durante el encuentro los obispos y secretarios ejecutivos de Pastoral de la Movilidad Humana de México, Centroamérica y el Caribe valoraron el impacto que tendrán las medidas anunciadas en las primeras semanas de mandato republicano en Estados Unidos. Por ejemplo, mostraron preocupación por cómo las deportaciones masivas, «lejos de contribuir a la superación de las causas de la migración, tenderán a profundizarlas», apunta Meneses. Más en general, pronosticaron que estas raíces seguirán creciendo, alimentadas además por «con los recortes de la ayuda alimentaria y de la cooperación con organizaciones humanitarias» de Estados Unidos.
Por otro lado, se mostraron convencidos de que a pesar de las restricciones impuestas desde el norte, «la crisis humanitaria del corredor migratorio se prologará por muchos años más», apunta su director. Ante esta realidad, la Iglesia se ha comprometido a fortalecer la atención y el acompañamiento a los migrantes. Para ello, es necesario avanzar hacia una planificación regional de la pastoral migratoria, integrando la experiencia distintas organizaciones eclesiales afines.
Los participantes elaboraron un plan de acción para aplicar la carta pastoral Caminando con personas migrantes, refugiadas, desplazadas internas y sobrevivientes de trata, firmada por los obispos de la región el 11 de noviembre de 2024. Entre los ejes para su implementación, exhortaron a que la pastoral migratoria se trabaje de forma transversal y que otros ámbitos, desde la liturgia hasta la catequesis o la pastoral familiar consideren las necesidades de los migrantes.
Por otro lado, «se deben implementar acciones» para acompañar a estas personas complementando el modelo predominante, el de casas de acogida. Así, se deben buscar maneas creativas de salir a su encuentro en las calles, desiertos, ríos y selvas.
La Iglesia también ha tomado conciencia de «la necesidad de contribuir con el análisis» sobre la nueva coyuntura y sobre cómo darle respuesta. Así, por ejemplo, OSMECA ha lanzado un proyecto para evaluar «la capacidad de respuesta» de varias organizaciones defensoras de los migrantes en el contexto actual. La iniciativa, además, ha sido seleccionada por el Centro de Gestión de Conocimiento del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) para ayudar a investigar la realidad del continente y darle respuesta.