Se nos acaba mayo, pero muchos seguimos liados con papeles y números, cerrando la Declaración de la Renta de las Personas Físicas, correspondiente a los ingresos del año 2012, que dará devolución o pago a Hacienda en este 2013.
Es el momento oportuno de ejercer nuestro deber y derecho de ayudar a nuestra Santa Madre la Iglesia, es decir, de sostenerla económicamente a través de los mecanismos oficiales acordados por el Estado y la Conferencia Episcopal Española. Esos mecanismos se aplican precisamente en la Declaración de la Renta, aparte de lo que cada uno pueda hacer personalmente en este campo con sus bienes a lo largo del año —capaces asimismo de obtener desgravaciones fiscales—, o a través del pequeño óbolo entregado en la Misa dominical.
Como buenos hijos de la Iglesia y como leales contribuyentes, tenemos que recordar estas cosas prácticas y necesarias, ya que en España, actualmente, el sostenimiento de la Iglesia depende exclusivamente de nosotros los católicos y de todas aquellas personas de buena voluntad —y son muchas— que admiran y reconocen el trabajo honrado, positivo, generoso, solidario, caritativo de la Iglesia en la educación, la sanidad, la ayuda a las familias en necesidad, a los nuevos pobres, a los inmigrantes…, y tantas cosas más en estos tiempos de crisis.
Hay que animarse, si no lo hemos hecho ya, a realizar esta devoción/obligación para con nuestra querida Iglesia católica. La verdad es que nos lo ponen muy fácil. No se trata de abrir el bolsillo; no desembolsaremos ni un céntimo. Basta con marcar con una X la casilla correspondiente en los impresos que rellenamos para Hacienda. De este modo, un 0,7 por ciento de nuestros ingresos, de haberlos, se destinará a la Iglesia, a sus necesidades y a su ingente labor en la sociedad.
El año pasado, o sea, en las Declaraciones del IRPF 2011, más de 9 millones de contribuyentes marcaron la bendita X a favor de la Iglesia. La cifra aumenta sensiblemente cada año; la gente es cada vez más consciente de que la Iglesia, maestra en humanidad, nos da a todos, sin acepción de personas, con total respeto, en lo espiritual y en lo material, más de lo que recibe.
Por otra parte, podemos también, sin coste adicional alguno, marcar además la otra X del impreso en la casilla denominada Fines sociales, y así otro 0,7 por ciento de nuestros ingresos se entregará efectivamente, por ejemplo, a ONGs y otras instituciones sociales sin ánimo de lucro y benefactoras de la sociedad, que atraviesan momentos de restricciones económicas porque todos nos apretamos el cinturón.
En realidad, marcar las dos X citadas no supone ni pagar más, ni que te devuelvan menos. No resultan incompatibles. No cuesta nada y, sin embargo, puede ayudar a conseguir una sociedad mejor. Es otra forma de solidaridad.
No la desaprovechemos.