La Iglesia no olvida a los ucranianos

Coincidiendo con la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, el 14 de septiembre, las diócesis españolas se sumaron al llamamiento del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa a rezar por la paz en Ucrania. En un día para mirar a la cruz, los fieles volvieron a rezar por el pueblo ucraniano, «para que el Señor le dé consuelo y esperanza» en expresión del mismo Francisco en el ángelus del pasado domingo, y así también reiteraron la petición del Consejo Mundial de las Iglesias de un alto al fuego.

En paralelo, el cardenal Konrad Krajewski, prefecto del nuevo Dicasterio para el Servicio de la Caridad, ha sido enviado por cuarta vez al país para mostrar la cercanía del Pontífice. Se trata, de acuerdo con el propio dicasterio, de «un viaje silencioso y evangélico», para acompañar y consolar a quienes más sufren en «esta situación que solo está trayendo destrucción y muerte».

La Iglesia reza por la paz y, como queda de manifiesto en la visita que el Papa está realizando a Kazajistán, trabaja por la fraternidad, de manera constante y callada, siempre al lado de las más vulnerables. Ese es su papel, aunque no pocas veces genere incomprensiones.