La Iglesia mexicana condena el «brutal asesinato» del padre Marcelo Pérez - Alfa y Omega

La Iglesia mexicana condena el «brutal asesinato» del padre Marcelo Pérez

El sacerdote era consciente de que estaba en la mirilla del crimen organizado. «Me pueden matar en cualquier momento», declaró a Alfa y Omega en 2021

José Calderero de Aldecoa
El padre Marcelo durante una protesta
El padre Marcelo durante una protesta. Foto: Celam.

El padre Marcelo Pérez se daba cuenta de que su vida pendía de un hilo. «Me pueden matar en cualquier momento», aseguraba el sacerdote a este periódico en 2021. En aquel momento arreciaron las amenazas contra el presbítero —indígena totzil— al alzar este la voz contra el crimen organizado y sus vínculos con el poder político en Chiapas. Pero no ha sido hasta este domingo cuando las amenazas se han materializado.

El sacerdote ha sido asesinado en el barrio de Cuxtitali, «al terminar la Misa, cuando el padre salía para continuar con sus labores pastorales», ha informado la Conferencia Episcopal de México en un comunicado en el que «expresa su más enérgica condena y profundo dolor ante el brutal asesinato» y en el que también denuncian que «este acto de violencia no solo priva a la comunidad de un pastora dedicado, sino que también silencia una voz profética que incansablemente luchó por la paz con verdad y justicia».

Él mismo explicaba en este semanario su labor: «Denuncié la violencia generalizada y estructural, y que estábamos gobernados por narcopolíticos. Organizamos al pueblo desde la Palabra de Dios, la oración y el ayuno, y reflexionamos sobre lo que nos pedía Dios. Hicimos peregrinaciones y manifestaciones a las que se sumaron miles de personas». Una actividad —«ejemplo vivo del compromiso sacerdotal con los más necesitados y vulnerables de la sociedad», según la CEM— por la que pusieron precio a su vida: Primero fueron 150.000 pesos mexicanos, unos 6.000 euros; luego 400.000 (17.000 euros) y, finalmente, un millón (más de 40.000 euros).

Según los obispos, que han lamentado la pérdida de una vida consagrada al servicio de Dios y del prójimo, el asesinato no solo afecta a su diócesis de origen, la de San Cristóbal de Las Casas, sino que «hiere a toda la Iglesia en México y a la sociedad en su conjunto», especialmente «en una región que hoy vive situaciones delicadas de violencia y pugna entre grupos del crimen organizado».

Ante esta situación, la Conferencia Episcopal ha instado a realizar una investigación «exhaustiva y transparente» para esclarecer el crimen, ha pedido que se implementen «medidas efectivas» para garantizar la seguridad de los sacerdotes y agentes de pastoral» y ha reclamado que «se redoblen los esfuerzos para combatir la violencia y la impunidad que afligen al país en general».

Por último, los obispos han invitado a toda la sociedad mexicana a unirse en oración por el eterno descanso del sacerdote. «Que el sacrificio del padre Marcelo no sea en vano, sino que nos impulse a todos a trabajar con mayor eficacia por la construcción de una sociedad más justa, pacífica y fraterna».