«La Iglesia es puente entre los propios musulmanes»
El padre blanco John MacWilliam (Londres, 1948) será ordenado obispo este sábado en la abadía benedictina de Worth (Inglaterra), donde también recibió la ordenación sacerdotal. Pero su lugar está en África. Concretamente, en la diócesis de Laghouat-Ghardaia, en el centro de Argelia, país donde lleva trabajando desde 1995. Primero, en la reapertura de una comunidad al norte del país, después del asesinato de cuatro de sus hermanos, justo dos años antes de la matanza de siete monjes cistercienses en Thibirine. Luego se trasladó a Ghardaia, en pleno Sáhara, y en 2015 se convirtió en provincial de los Padres Blancos en el Magreb (Argelia y Túnez). MacWilliam es un reconocido constructor de la paz, virtud que ha desarrollado durante su paso –de 18 años– por el Ejército británico, antes de recibir la llamada de Dios.
Llegó al país africano en plena guerra civil y allí sigue; desde 2004 ya sin conflicto armado. «Muchos extranjeros se fueron, muchas embajadas cerraron y muchas empresas abandonaron. La Iglesia católica no se fue. Permanecimos. Cuando las cosas se vuelven difíciles, no abandonamos a los amigos», dice años después de la guerra. Hace unas semanas, pasó por Madrid para participar en un coloquio –es, además, islamólogo– que organizó la Casa Árabe.
¿Cómo acaba un militar como usted en la misión como padre blanco?
Mi padre estuvo en el Ejército y yo también. Es una vocación de servicio. Como soldado, mi misión tenía que ver con la construcción de la paz y así prevenir una tercera guerra mundial. En realidad, se parece mucho a la misión de un sacerdote; no está pagado igual [risas], pero no hay grandes diferencias.
Sentí la llamada cuando trabajaba como soldado. Dios me llamaba a servir a la sociedad, al mundo entero, no solo a mi país.
¿Se sorprendió mucha gente por su decisión?
La gente lo vio como un gran cambio, pero yo no opino lo mismo.
¿Por qué África?
Viví en Sudán y en Somalia porque allí fue destinado mi padre. Cuando me enrolé en el Ejército, me tocó trabajar en Omán, y mis últimos seis meses de servicio fueron en Zimbabue. África por un lado y, por otro, el diálogo con los musulmanes. En Omán viví una experiencia muy fructífera en muchos sentidos, pero, sobre todo, por la relación con los militares musulmanes. Probablemente, mi deseo de estar disponible para esta misión [la de Argelia] de los Padres Blancos tiene que ver con mi trabajo y diálogo con el islam.
¿Cuál es su misión, la de los pocos cristianos que viven en su diócesis?
Queremos ser una presencia simbólica, siendo como el buen samaritano. Se trata de vivir cerca de la gente: estar allí, dialogar con ellos… No se trata tanto de hablar como de vivir, de entablar el diálogo de la vida. Por eso abrimos bibliotecas, damos educación o promovemos asociaciones para personas con algún problema o discapacidad. Ellos saben quiénes somos y nosotros quiénes son ellos. Nos entendemos.
Entonces, el diálogo…
…es posible y lo vivimos cada día. Y más. Te voy a poner un ejemplo. En Gardhaia ofrecemos clases de inglés y en el aula se juntan musulmanes que provienen de distintas corrientes que no mantienen buenas relaciones. Y estudian juntos y se conocen. La Iglesia es puente entre los propios musulmanes.
Y un día le llega la noticia de que el Papa Francisco ha decidido nombrarle obispo.
Mi predecesor llevaba esperando dos años para que su renuncia fuera aceptada. Ya no se encontraba bien: tenía problemas de salud, estaba cansado… Necesitaban alguien aquí y el perfil que querían es hoy difícil de encontrar.
¿Se lo esperaba?
Para nada. Todavía no entiendo por qué me eligió.
Toma posesión en Inglaterra.
Decidimos hacerlo allí, porque para la familia es complicado trasladarse hasta la ciudad en la que vivo, pero cuatro días después celebraremos la entrada en la diócesis.
Solo dos días antes del inicio del Ramadán.
Por eso lo hemos puesto ese día. De esa manera, nuestros hermanos musulmanes pueden acudir a la recepción programada y, de este modo, celebrar este importante acontecimiento con nosotros.
¿Se invitan a las celebraciones?
Ellos, en Ramadán, nos invitan a última hora de la tarde a romper el ayuno. Nosotros, durante este mes importante, rezamos por ellos. Y ellos hacen lo mismo durante nuestras fiestas de Pascua o Navidad.
Tiene buena relación con el islam. ¿Qué opina de los que dicen que es sinónimo de terrorismo?
Que hay fundamentalistas en el islam como en otras religiones. La mayoría de los musulmanes no tienen nada que ver con el terrorismo. Por eso, diría que no hay que temerlos. Por otro lado, están aquellos que quieren imponer su punto de vista con la violencia y el terror como el Daesh; existen y la sociedad debe protegerse. Pero no hay que confundir a la mayoría con aquellos que usan la violencia para imponer.