La Iglesia en Sudán pide apoyo al mundo: «No nos defrauden» - Alfa y Omega

La Iglesia en Sudán pide apoyo al mundo: «No nos defrauden»

La transición de Sudán, iniciada en 2019, se frenó en seco el 25 de octubre con el golpe de Estado. La firmeza de Occidente es clave para evitar un retroceso, aseguran analistas expertos

María Martínez López
Manifestación el sábado en Ombdurman. La represión causó tres muertes. Foto: AFP.

«Había una gran esperanza» volcada en la transición democrática que Sudán inició en 2019, reconoce Joseph Siegle, director de investigación del Centro Africano de Estudios Estratégicos. Pero «creo que los militares» que formaban parte del Gobierno mixto «nunca estuvieron realmente comprometidos» con el cambio tras la caída del régimen del dictador Omar al Bashir. Solo intentaron ganar tiempo. Ahora, tras el golpe de Estado del 25 de octubre del general Abdel Fattah al Burhan, presidente del Consejo Soberano, penden de un hilo «pasos válidos y significativos» como el acuerdo de paz con varios grupos armados o las incipientes reformas legales hacia una mayor libertad religiosa.

«Tendría que haberse formado un Gobierno totalmente civil», asegura a Alfa y Omega el analista del Centro Africano, institución vinculada al Departamento de Defensa de Estados Unidos. Pero los líderes de las entidades de la sociedad civil que encabezaron la movilización, como la Asociación de Profesionales, «no tenían experiencia y estaban intentando organizarse».

Los militares alegan que «han intervenido para aportar estabilidad» en medio de la grave situación económica, con una inflación del 400 % desde 2015. Para ello han intentado culpar a la parte civil del Gobierno, aunque la crisis ya era anterior a la caída de Al Bashir. Y, en buena medida, la motivó. Se trata de un movimiento «muy cínico», porque los civiles «aún no controlaban todos los mecanismos del poder», critica Siegle.

A ello se sumó una política «miope» por parte del Fondo Monetario Internacional, al exigir «reformas estructurales muy estrictas», como la eliminación de los subsidios a los combustibles, que agravaron el día a día de la población. En contraste con las «expectativas» de que la situación iba a «mejorar inmediatamente» con la transición, se generó un descontento real del que los militares intentaron aprovecharse.

Incertidumbre

Sin embargo, la sociedad sudanesa no parece querer seguirles el juego. Yuman Tombe Trille, obispo de El Obeid y presidente de la Conferencia Episcopal del país africano, asegura a este semanario que «los sudaneses no quieren un Gobierno militar». Que no vuelva «es más importante para ellos que los precios». El sábado hubo manifestaciones masivas en Jartum y otras ciudades, con cientos de miles de personas en las calles. Las Fuerzas de Seguridad volvieron a reprimirlas con dureza, incluso disparando con fuego real. Desde el 25, se han producido al menos diez muertes, y hay más de 200 heridos.

El director de investigación del Centro Africano no se atreve a aventurar cuál puede ser el desenlace final: la consolidación del golpe, una marcha atrás o una fractura entre los militares. Según el obispo Tombe Trille, algunos se oponen al golpe, «pero no abiertamente». Esto podría llevar al conflicto civil. Se suma la incertidumbre sobre qué papel jugarán los islamistas, que «con Bashir llegaron a tener una gran influencia» e impusieron la sharia en el país, a pesar del «desprecio general de la población», recuerda Siegle. Al presidente de los obispos le preocupa «volver atrás, a la persecución». La Iglesia defiende que los militares desistan del golpe, pero no ve posible mediar. «Nuestro mensaje debe llegarles a través de la gente». Por otro lado, «no es nuestra labor» convocar manifestaciones, sino «fortalecer» a los fieles con «apoyo emocional y moral» para que «hagan lo correcto».

Sí pide al resto del mundo que, después del apoyo mostrado en los últimos años, «no defraude a los sudaneses y permanezca a nuestro lado». Siegle coincide en que esto es clave. «Buhan contaba con poder controlar las protestas y con que la comunidad internacional no reaccionara con fuerza» tras las primeras críticas. Pero «de momento sí ha habido una respuesta firme, con condenas y sanciones». Si se mantiene, a los golpistas «les será muy difícil seguir adelante».

Al general no le faltan apoyos extranjeros, por ejemplo de países del Golfo o de Rusia. Pero ninguno de ellos tiene los recursos suficientes para sacar a Sudán de la crisis, ingrediente fundamental para que los golpistas consoliden su control a largo plazo. «Solo Occidente tiene esa capacidad», por lo que para Sigle es «crítico» que «permanezca unido» y juegue esta baza para intentar recuperar el proceso de transición.