La Iglesia en Nueva Orleans ofrece «apoyo orante» a las víctimas del atentado
El arzobispo local, Gregory Aymond, describió como un «signo de falta de respeto total por la vida humana» el atropello masivo perpetrado por un exmilitar cercano al ISIS, que dejó 15 muertos
El arzobispo de Nueva Orleans (Luisiana), Gregory Aymond, denunció el pasado miércoles como un «signo de falta de respeto total por la vida humana» el «horroroso ataque» que en la madrugada de Año Nuevo se cobró la vida de 15 personas en su ciudad. Además, una treintena de personas resultaron heridas a las 3:15 horas de la madrugada cuando el sospechoso, Shamsud-Din Bahar Jabbar, utilizó una camioneta Ford-150 blanca alquilada para atropellar a decenas de personas en la céntrica calle Bourbon, en el Barrio Francés, corazón turístico de la ciudad y cerrada al tráfico durante las celebraciones de Año Nuevo.
Luego se bajó y comenzó a disparar un arma, pero la Policía devolvió el fuego hasta darle muerte. Al menos dos agentes resultaron heridos, pero su condición es estable, informa EFE. Jabbar tenía 42 años, era ciudadano estadounidense de Texas y exmilitar, según hizo público el FBI (Oficina Federal de Investigación).
Esta entidad investiga el atropello masivo como un posible ataque terrorista y busca a las personas que podrían haberle ayudado, identificado como el conductor del vehículo y autor del ataque. En el vehículo del autor se encontraron dos documentos de identificación, una bandera del Estado Islámico, armas y un posible artefacto explosivo improvisado.
Además, se hallaron otros posibles explosivos en el barrio, posiblemente colocados por tres hombres y una mujer, según imágenes de vídeo obtenidas por los investigadores. En una rueda de prensa, el FBI dijo que no creía que Jabbar sea el único responsable y pidió ayuda ciudadana para conseguir más información por ejemplo mediante la entrega de imágenes del sospechoso en los días previos.
Apoyo a las familias
«Me uno a otros» en la archidiócesis para «ofrecer apoyo orante a las familias de las víctimas», subrayó en un comunicado arzobispo. Asimismo, agradeció «el deber heroico de cientos de agentes de las fuerzas de seguridad y personal médico ante tanto mal».
El atentado hizo que se pospusiera un partido de cuartos de final del playoff del tradicional torneo de fútbol americano universitario Allstate Sugar Bowl. Previsto para el día 1, los organizadores lo trasladaron a este jueves. Uno de los equipos implicados es el de la Universidad de Notre Dame. Su presidente, el sacerdote Robert Dowd, informó de que los jugadores participarían en una Misa por las víctimas de «los terribles acontecimientos».
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo a la prensa que sintió «ira y frustración» cuando se le informó sobre el atropello masivo en el corazón de Nueva Orleans. Paralelamente, expresó en un comunicado que su «corazón está con las víctimas y sus familias que simplemente estaban tratando de celebrar» la entrada del año.
Por su parte, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, atribuyó el ataque a un extranjero, indirectamente y sin aportar pruebas, antes de dar el pésame a las víctimas y ofrecer el apoyo de su Administración, que asumirá el poder el 20 de enero.
Este atentado se da poco después del atropello masivo en un mercadillo de Navidad en Magedubrgo (Alemania) el 20 de diciembre, que dejó cinco muertos. El autor fue un hombre de origen saudí pero muy crítico con el islam y la acogida a migrantes musulmanes.
Francisco ha lamentado este jueves el atropello masivo que ha dejado al menos 15 muertos y unos 30 heridos en la ciudad de Nueva Orleans, en Estados Unidos. En un telegrama firmado por el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, el Pontífice «ha recibido con profunda tristeza la noticia de la pérdida de vidas y los heridos ocasionados por el ataque ocurrido en Nueva Orleans».
En la misiva enviada al arzobispo de Nueva Orleans, Gregory Almond, Francisco ha trasmitido «a toda la comunidad su cercanía espiritual» y ha asegurado que encomienda «las almas de los fallecidos a la misericordia amorosa de Dios Todopoderoso». A su vez, «ora por la curación y consuelo de los heridos y los afligidos».
«Como signo de paz y fortaleza en el Señor, el Santo Padre envía su bendición», concluye el telegrama, con un tono de apoyo espiritual a las víctimas.