La Iglesia en Francia recurrirá la prohibición de la Misa con fieles
En el Reino Unido, obispos católicos y anglicanos piden al Gobierno de Boris Johnson que justifique con pruebas su decisión de no permitir el culto público
El presidente de la Conferencia Episcopal Francesa (CEF), monseñor Eric de Moulins-Beaufort, anunció el lunes su intención de presentar una apelación ante el Consejo de Estado impugnando la decisión del Gobierno de prohibir la celebración de la Misa a partir de este martes. En un comunicado de prensa recogido por Reuters, la CEF explica que esta decisión «socava la libertad de culto, que es una de las libertades fundamentales» en Francia.
Tras consultar con todos los obispos del país reunidos en asamblea plenaria virtual desde el lunes, se ha concluido que la medida, que afecta a la Misa y a otros sacramentos celebrados en comunidad, es «desproporcionada». El artículo 47 del decreto sobre el estado de emergencia sanitaria publicado el 29 de octubre especifica que «los establecimientos de culto (…) están autorizados a permanecer abiertos» pero que «se prohíbe cualquier reunión dentro de ellos con excepción de las ceremonias fúnebres hasta un límite de 30 personas».
«Para los fieles, estas celebraciones son vitales porque son un encuentro con el Señor y con sus hermanos», dice el comunicado. Al mismo tiempo, recuerda que «los fieles católicos permanecen plenamente movilizados contra la epidemia y respetan todas las instrucciones sanitarias que han pesado sobre el país desde el principio».
«Los lugares de consumo permanecen abiertos»
El anuncio del recurso se produce después de que el domingo 1 de noviembre el diario Le Figaro publicara una tribuna firmada por cinco obispos y un puñado de intelectuales protestando por esta medida. Los autores afirman no comprender por qué el culto no se considera «una actividad esencial», mientras que «los lugares de consumo y las grandes cadenas de distribución permanecen abiertos».
El texto, al que se han adherido entre otros Rémi Brague, Chantal Delsol, Fabrice Hadjadj o Pierre Manent, subraya que «muchos católicos se niegan a abandonar sus iglesias, donde vienen a encontrar consuelo y esperanza, en estos tiempos tan difíciles de atravesar solos. La celebración de la Misa no es para ellos una modalidad del ejercicio de su fe, sino que constituye su fuente y su cumbre».
Los firmantes recuerdan además que durante el desconfinamiento de junio el Consejo de Estado «dio instrucciones al primer ministro para que tomara medidas más proporcionadas a los riesgos para la salud».
Reino Unido: cartas a los parlamentarios
También en el Reino Unido tanto los obispos católicos como los anglicanos han protestado por una norma similar del Gobierno de Boris Johnson de cara al segundo confinamiento, que comienza este jueves. Después de que el arzobispo de Westminster, cardenal Vincent Nichols, exigiera al Ejecutivo que justificara con datos esta decisión, los obispos han pedido a sus feligreses que contacten por este mismo motivo con sus representantes parlamentarios.
El arzobispo de Southwark, monseñor John Wilson, ha escrito directamente al premier, según informa The Tablet. Reconociendo «la pesada carga de la responsabilidad sobre sus hombros» y asegurándole sus oraciones, pide «respetuosamente que ofrezca pruebas que sostengan» la decisión de no permitir el culto público.
«Hemos cumplido totalmente todo lo que se nos ha pedido. Hemos hecho una inversión significativa en equipos de protección y cambiado los patrones de nuestras celebraciones para satisfacer la regulación», añade. Para los 80.000 católicos bajo su cuidado, añade, «la Misa del domingo es esencial. Aporta bienestar emocional, mental y espiritual y apoya a algunas de las personas más vulnerables de la sociedad».
«No es un extra opcional»
En su comparecencia del sábado, Johnson no se refirió en ningún momento a que el confinamiento fuera a afectar a las celebraciones religiosas. Al publicarse los detalles, sin embargo, se comprobó que no estaba entre las actividades a las que se concedían excepciones. Solo se permitía que permanecieran abiertos los templos para la oración personal y la retransmisión de las celebraciones, pero no la presencia en ellas de fieles.
Todo ello, sin haber consultado a los líderes religiosos, como lamentan en otra carta los tres principales representantes de la Iglesia de Inglaterra. Justin Welby, arzobispo de Canterbury; Stephen Cottrell, obispo de York, y Sarah Mullally, obispa de Londres, han anunciado a los fieles anglicanos que también ellos pretenden pedir explicaciones al Ejecutivo, dado el «papel crucial que las iglesias juegan en cada comunidad». No poder tener acceso a los sacramentos «es una pérdida enorme». Estos «no pueden verse como un extra opcional, ni se puede separar el culto del servicio».
Rectificación anglicana
Como recuerda The Tablet, esta respuesta contrasta con la actitud de la Iglesia de Inglaterra durante el primer confinamiento. Entre marzo y junio, decretó que se cerraran las iglesias, sin permitir siquiera la retransmisión de las celebraciones; una medida que el Gobierno no había impuesto. Los templos católicos, por el contrario, sí ofrecieron este servicio.
«Fuimos cautos sobre esto en el primer confinamiento, quizá demasiado». Pero ahora «animamos a que las iglesias permanezca abiertas», manteniendo siempre todas las medidas de seguridad. «Algunos de los que leéis esta carta desearíais que hubiéramos tomado esta decisión» entonces y respondido con más firmeza al Gobierno. «Puede que tengáis razón. Sin embargo, nuestra opinión es que la mejor forma de servir a nuestra nación ahora es volcar nuestra energía en hacer lo que podemos hacer, rezar y servir». Por ello, subrayan que, a pesar de todo, «acataremos la ley y os pedimos que hagáis lo mismo».