La Iglesia Diocesana se reinventa - Alfa y Omega

La Iglesia Diocesana se reinventa

El Día de la Iglesia Diocesana, este domingo, invita a los católicos a sacar pecho en un contexto de menos estima social y a valorar el trabajo ajeno, como la atención a niños con enfermedades raras de la Fundación Laberinto

José Calderero de Aldecoa
Pereda y Cano tras la firma del acuerdo
Pereda y Cano tras la firma del acuerdo. Foto: Diócesis de Huelva.

Las lágrimas bañan cada una de las palabras de Pilar Pereda durante la entrevista con Alfa y Omega. Hace solo tres meses perdió a su hijo Jaime, al que le ha dedicado los últimos 20 años de su vida. «Hasta dejé la farmacia, mi profesión, para poder atenderle», rememora con dolor. La enfermedad del hijo de la presidenta de la Fundación Laberinto no apareció de golpe. Fue una involución a partir de los 4 años. «Empezó a dejar de poder hacer cosas que antes sí hacía. Nos pidieron, por ejemplo, que sacáramos al niño de la academia de inglés porque comenzó a hacerse pis encima, a caerse con frecuencia y a olvidar las cosas, y ya no podían atenderle», confiesa. Lo mismo ocurrió con el tenis y el resto de actividades ordinarias de la semana. «Al final ya no sabíamos qué hacer con él, porque nadie lo aceptaba en ningún lado. No era un niño con Down, con una fundación potente detrás, o con una parálisis cerebral». A Jaime le diagnosticaron una enfermedad rara, conocida como la enfermedad de Hunter, que padecen solo cerca de 50 personas en España.

Con este panorama, Pereda se decidió a montar una entidad por su cuenta en Huelva que le diera a su hijo Jaime y a otros niños con enfermedades raras todas las oportunidades que ellos mismos no habían podido disfrutar. Así nació la Fundación Laberinto, cuyo objetivo primordial es la construcción de un centro polivalente para atender a personas con discapacidad intelectual y del desarrollo asociada, o no, con enfermedades raras. «Se trata de un proceso largo. Ya tenemos un espacio cedido por el Ayuntamiento para la construcción y hemos elaborado el proyecto básico y de ejecución. Ahora estamos a la espera de que nos concedan la licencia de obra», detalla la presidenta.

La Fundación Laberinto durante una salida cultural. Foto: Fundación Laberinto.

Mientras tanto, la entidad ha tenido que cambiar varias veces de sede para poder desarrollar su actividad. Un periplo que ha acabado recientemente tras la suscripción de un acuerdo anual con la diócesis de Huelva, que les ha cedido un espacio gratuito para que puedan atender las necesidades de los chicos a los que tratan. «Somos conocedores de las dificultades que han tenido en la fundación» para conseguir un emplazamiento definitivo «y desde la diócesis creemos conveniente seguir ampliando el convenio mientras lo necesiten», garantiza Jaime Cano, vicario episcopal para la Administración de los Bienes Diocesanos.

La diócesis, que valora especialmente el trabajo «crucial» de Laberinto, ha cedido un inmueble que tenían desocupado y lo han puesto «al servicio de la sociedad. En este caso, al servicio de una asociación de gran calado en Huelva», explica Cano. Un gesto que ha sido recogido en la publicación oficial de la Conferencia Episcopal Española que acompaña a la campaña por el Día de la Iglesia Diocesana que se celebra este domingo, 12 de noviembre. Con el lema Orgullosos de nuestra fe, la jornada invita a sacar pecho de «nuestras convicciones», dijo el obispo de Bilbao, Joseba Segura, durante la presentación de la misma, al tiempo que somos conscientes de que ya pasó el momento de esa Iglesia que gozaba de una estima generalizada en la sociedad. La situación ha cambiado y, en el nuevo contexto, la actitud es de orgullo, por supuesto, pero también de colaboración con otras entidades por el bien común —como ocurre en el caso de Huelva— y de valoración de otras propuestas no necesariamente eclesiales.

«No te puedes ni imaginar lo que significa para nosotros el apoyo de la Iglesia», apunta Pilar Pereda, que dice llevar luchando contracorriente desde que murió su madre cuando ella tenía 18 años. «Actualmente tengo 52 y ya no puedo más», subraya entre sollozos mientras se vuelve a acordar de su hijo Jaime. Así, el convenio firmado entre ella y Cano es un rayo de esperanza. «Quiero destacar la sensibilidad de la Iglesia con nuestra causa. El hecho de que la diócesis de Huelva nos abra su espacio, nos lo ceda gratuitamente y nos lo garantice hasta que logremos nuestro centro nos ha cambiado la vida», concluye la presidenta.

Pérdida de influencia en la sociedad
Segura y Albalad en la presentación

Los tiempos en los que la Iglesia tenía una «posición dominante» en la sociedad han pasado. Así lo reconoció el obispo de Bilbao, Joseba Segura, hace dos semanas durante la presentación de la campaña del Día de la Iglesia Diocesana. Desde la Iglesia se expone así que el contexto social no es fácil para reconocerse como cristiano. De hecho, «las noticias en las que se habla de los sacerdotes o de otras realidades de la Iglesia suelen ser negativas», añadió José María Albalad, director del Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia. Ante esta realidad, la postura de la Iglesia no es la de la «batalla cultural». Más bien, hay que «aceptar que nuestra propuesta en la actualidad es una más, de entre otras muchas», aunque hay que ser conscientes de que «lo que queremos comunicar es un valor y una referencia importantes para el conjunto de la sociedad», recalcó Segura. De esta forma, el Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia invita a «mostrar lo que somos y lo que hacemos, con humildad, convencidos de que Cristo y el Evangelio hacen de este mundo un lugar mejor».