La Iglesia denuncia devoluciones en caliente tras el salto en la valla de Melilla
La organización Solidarity Wheels ha documentado cómo se entregaba a tres migrantes a las autoridades marroquíes tras pisar suelo español
En un comunicado conjunto, la Delegación de Migraciones de la diócesis de Málaga y Cáritas han denunciado este jueves que en el último salto en la valla de Melilla –consiguieron entrar en España cerca de medio centenar de 2.500 migrantes que lo intentaron– se produjeron devoluciones en calientes.
«La devolución en frontera de personas que intentan entrar en nuestro país, sin el debido procedimiento, es contraria a los derechos humanos, pues impide la protección internacional de refugiados y atenta contra la dignidad de toda persona. Esta violencia es una muestra más de la falta de humanidad en nuestras políticas migratorias», han recalcado.
Varias organizaciones, entre ellas el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) o Geum Dodou, ya habían denunciado con anterioridad y pruebas de vídeo y fotografías que tres personas fueron entregadas a las autoridades marroquíes tras pisar suelo español.
«Se encontraban en lo alto de la valla. Los bajaron con escaleras a territorio español. Tras diez minutos los llevaron en vehículos hasta la puerta de la valla que se encuentra a unos 50 metros de distancia del punto del salto», según confirma un equipo de la organización Solidarity Wheels, presente en el lugar en esos momentos.
Según esta misma organización, los trabajadores de la valla afirman que se han devuelto a muchas personas más. «Al otro lado se han podido ver un total de 30 y al menos tres en estado muy grave y sin asistencia médica», denuncia.
«Todos necesitan protección»
Con todo, tanto la diócesis de Málaga como Cáritas recuerdan que estas personas «vienen huyendo de las guerras, la miseria y la violencia», y que los cristianos no pueden «mirar hacia otro lado». «Debemos esforzarnos en conocer la realidad de la que vienen huyendo: 70 guerras tenemos olvidadas, pero están ahí. La situación en muchos países es verdaderamente preocupante. Ucrania, Malí, Guinea… Todos necesitan y merecen nuestra empatía, solidaridad y protección, nuestra disponibilidad de acogida no puede hacer acepción de personas», añaden.
Con todo, recuerdan que la Iglesia de Melilla tiene su red de servicios y programas de acogida «siempre en alerta» ante episodios de estas características. «Es una respuesta solidaria ante estos desgraciados eventos migratorios que generan tanta injusticia y sufrimiento», concluyen.