La Iglesia de Malta en la que se venera a la Virgen de Atocha desde el S. XVII
Desde el 8 de mayo el templo maltés está hermanado con la Basílica madrileña de Nuestra Señora de Atocha. El acto de hermanamiento se celebró en Malta y acudieron 53 feligreses madrileños acompañados por fray José Antonio Álvarez, párroco de la basílica de Atocha, y por fray Xabier Gómez
Corría el siglo XVII cuando un comerciante maltés adquirió un cuadro de Nuestra Señora de Atocha y lo colocó en una capilla propiedad de su familia situada en Hamrun. Con el tiempo, la capilla se convirtió en un importante lugar de peregrinación para los católicos de Malta y, posteriormente, en una iglesia dedicada a la Virgen de Atocha.
La verdadera talla de Nuestra Señora de Atocha, de la que se dice que es la más antigua de Madrid, se venera en la capital de España desde el siglo VII en la basílica homónima confiada a los dominicos.
Desde el 8 de mayo, ambas iglesias —la maltesa y la madrileña— están hermanadas espiritualmente.
Beneficios espirituales del Jubileo
Al hermanamiento se llegó después de que el padre Andrew Borg, responsable del templo maltés, llamara a la basílica de Atocha para «solicitar algún tipo de participación en los bienes espirituales concedidos a nuestra iglesia con motivo del año jubilar [que concluyó a principios de 2017]», han explicado los dominicos.
Tras la buena acogida que tuvo su propuesta entre la comunidad de frailes de Atocha y animado por sus feligreses, el padre Andrew se volvió a poner en contacto con la basílica madrileña para establecer entre ambas comunidades un vínculo más estable.
La idea de un hermanamiento fue cobrando fuerza hasta que se formalizó el lunes 8 de mayo de 2017. El acto de hermanamiento se celebró en la Iglesia maltesa de Nuestra Señora de Atocha (En maltés: Madonna t’Antijokja), que está situada precisamente en la calle Atocia (Atocha) de Hamrum.
Hasta allí se desplazaron un grupo de 53 feligreses madrileños, acompañados por fray José Antonio Álvarez, párroco de la basílica madrileña dedicada también a la Virgen de Atocha, y por fray Xabier Gómez.
Los peregrinos españoles fueron recibidos por un repique constante de campanas desde que el autobús que los transportaba entró en el barrio donde se sitúa la iglesia.
Una vez en Madonna t’Antijokja, se celebró una Eucaristía solemne a la que asistieron cientos de fieles. Acto seguido, tuvo lugar una charla sobre la historia del lugar y se produjo la entrega del docuemnto en el que quedaba reflejado el vínculo espiritual que une a ambos templos y sus respectivas comunidades.
El hermanamiento concluyó con una fiesta en el atrio de la iglesia maltesa en la que la palabra más repetida fue «gracias».