La Iglesia de Madrid, clave para resolver la exclusión social de miles de familias en Cañada Real
El Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid han firmado recientemente un convenido de realojo para 150 familias y, hace un año, el Pacto Regional por la Cañada Real. Tanto Cáritas Madrid como la parroquia Santo Domingo de la Calzada tienen una dilata experiencia de intervención social en la zona, que se presupone imprescindible a la hora de avanzar en la implementación de los acuerdos alcanzados por la administración
Ha comenzado el principio del fin de Cañada Real y de la exclusión social de los cerca de 8.000 madrileños que viven en la zona. En mayo de 2017 se firmó el Pacto Regional por la Cañada Real, que prevé el desmantelamiento del mayor poblado chabolista de Europa, el realojo de todas las familias que hasta ahora viven en él y la recuperación del Parque Regional del Sudeste. Una de las primeras medidas que se han puesto en marcha es el realojo de 150 familias del sector 6, que concentra al mayor número de familias en situación de exclusión social de la Cañada Real.
El convenido de realojo fue firmado a mediados de mayo entre el Ayuntamiento, gobernado por Ahora Madrid, y la Comunidad de Madrid, regida por el Partido Popular, y se implementará gracias a la ayuda de la Iglesia, Cruz Roja y las distintas asociaciones que trabajan en la Cañada Real Galiana. De esta forma, tanto el pacto regional como el convenido de realojo no solo son paradigma de que es posible el acuerdo entre administraciones —incluso de muy distinto color político—, sino también del importante trabajo que la Iglesia Católica desarrolla en la zona. Tanto Cáritas Madrid como la parroquia Santo Domingo de la Calzada tienen una dilata experiencia de intervención social en la zona, que se presupone imprescindible a la hora de avanzar en la implementación de los acuerdos alcanzados por la administración.
18 millones y dos años
El convenido de realojo cuenta con un presupuesto de 18 millones de euros, que han puesto entre el Ayuntamiento y la Comunidad, y establece un plazo de dos años para la realojo de estas 150 familias. Sin embargo, la compleja realidad social de Cañada Real hacen inasumibles los plazos.
«El plazo de dos años es orientativo porque para poder llevar a cabo el realojo es necesario poner en marcha un importante trabajo social», explicó este jueves el padre Agustín Rodríguez, párroco de Santo Domingo de la Calzada, en un encuentro informativo con los medios de comunicación.
En este sentido, el sacerdote alertó del miedo de algunas familias al cambio de vida que experimentarán al dejar la Cañada y realojarse en una vivienda normalizada. «Hay familias que se dedican, por ejemplo, a la chatarra y tienen miedo a perder su negocio. “¿Y si me voy a un piso voy a poder seguir con mi negocio? ¿Voy a poder hacer frente a los gastos de agua y luz de un piso si aquí en Cañada casi no tengo para vivir?”. Son preguntas que se hacen y que hay que ir resolviendo una a una», aseguró el padre Agustín.
De esta forma, «si lo hacemos mal, la desconfianza que se genera en el resto de familias es total» y puede hacer fracasar el pacto regional y el convenido de desalojo.
Plan de choque para dignificar las condiciones de vida
Junto al convenio de realojo, se ha implementado un plan de choque para dignificar las condiciones de vida de las familias que no han entrado en esta primera tanda de realojos y que continuarán, por lo tanto, viviendo en la Cañada.
En este sentido, ya se han empezado a arreglar los carreteras de acceso a los sectores 2 y 3 de la Cañada Real Galiana. También se están acometiendo obras para conectar estas zonas con el suministro de agua y luz.
«No es de recibo que haya vecinos en esta situación tan precaria. Hay que dar oportunidades a las personas. Se trata de dignificar la vida de los vecinos de Cañada, que viven en situación de exclusión», explicó la representante del comisionado de la Cañada Real del Ayuntamiento de Madrid.