La Iglesia celebra (con matices) el acuerdo de paz en Tierra Santa - Alfa y Omega

La Iglesia celebra (con matices) el acuerdo de paz en Tierra Santa

«Pero el fin de la guerra no significa el fin del conflicto», alertan los ordinarios católicos de Tierra Santa

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Familiares de rehenes isralíes en manos de Hamás celebran el acuerdo en Tel Aviv
Familiares de rehenes isralíes en manos de Hamás celebran el acuerdo en Tel Aviv. Foto: CNS.

«Esperamos que este alto el fuego marque un importante fin a la violencia que ha causado un sufrimiento incalculable. Es un paso necesario para detener la destrucción y atender las urgentes necesidades humanitarias de innumerables familias afectadas por el conflicto». Así comienza la declaración que han hecho pública este jueves los ordinarios católicos de Tierra Santa, al hilo del alto el fuego entre Israel y Hamás que supone un hito en la guerra en la zona y que permitirá la liberación de rehenes israelíes que desde hace casi un año están privados de libertad y de prisioneros palestinos en manos del estado de Israel.

En este sentido, a pesar de la importancia del acuerdo, los ordinarios apuntan que «somos conscientes de que el fin de la guerra no significa el fin del conflicto», por lo que sigue siendo necesario «abordar de manera seria y creíble los problemas profundos que han estado en la raíz de este conflicto durante demasiado tiempo». En su opinión, «la paz genuina y duradera solo se puede lograr a través de una solución justa que aborde el origen de esta lucha de largo plazo», lo cual requiere «un proceso largo, la disposición de reconocer el sufrimiento del otro y una educación centrada en la confianza que conduzca a superar el miedo al otro y la justificación de la violencia como herramienta política», afirma el texto.

Por su parte, en declaraciones a Alfa y Omega, el párroco de Gaza, Gabriel Romanelli, confirma desde el terreno que «es una buena noticia», pero «va a ser muy complicado la efectivización de la tregua», porque se trata de una situación «larga y compleja», en la que «después de la retirada de fuerzas militares hay que permitir la entrada de ayuda humanitaria de manera consistente y masiva». Por eso, aunque aún no se han dado a conocer todos los detalles del acuerdo, «podemos alegrarnos de que la gente pueda volver a sus casas, los que las tienen». 

En este sentido, Romanelli cuenta que «del 1,2 millón de personas que vivíamos en el norte de Gaza, actualmente quedamos unas 400.000», mientras que «cientos de miles están en el sur y quieren volver». De momento, en Gaza «se dice que van a poner caravanas y contenedores, y se va a permitir que salgan heridos que necesiten ayudas de mayor envergadura al extranjero, porque aquí el sistema sanitario está colapsado o destruido por los bombardeos y la guerra».

Lo que queda por delante «va a suponer un largo trecho», en opinión del sacerdote del IVE, «pero tenemos que dar gracias a Dios por esta tregua», y pedir que sea «el inicio del fin de esta guerra para que finalmente haya paz entre Palestina e Israel, una paz fundada sobre la justicia y la reconciliación».

Días de incertidumbre

La mañana de este jueves en Gaza ha transcurrido «muy inestable, con muchos bombardeos», cuenta Romanelli. Se han suspendido las clases, que seguirán por internet «hasta ver qué va a pasar». Desgraciadamente, el párroco de Gaza conserva en la memoria otras ocasiones en las que los días entre el aviso de la tregua y su concreción «a veces han supuesto los peores momentos, con heridos, muertos y casas bombardeadas». A la espera de lo que pueda venir, el día ha amanecido con una buena señal: la llegada a Gaza de varios camiones de verduras y frutas, algo que en la parroquia se ha recibido con gratitud junto a la noticia del acuerdo entre las partes en guerra. De hecho, «los niños vinieron desde las aulas donde duermen a la iglesia, para rezar y cantar. Demos gracias a Dios y pidamos a Nuestra Señora, Reina de la Paz, que conceda paz a esta tierra bendita, nuestra Tierra Santa».