La historia de Jan: Del miedo a la alegría ante la llegada de un hijo con síndrome de Down
Frente al miedo y la frustración al saber que esperaban a un niño con discapacidad, terminó imponiéndose la exultante realidad de Jan. Sus padres lo cuentan en un documental
El cineasta Bernardo Moll narra en el documental La historia de Jan los primeros años de la vida de su hijo así como los miedos, el dolor y la alegría de sus padres, quienes a los pocos días de su nacimiento supieron que su hijo tenía síndrome de Down.
«Al principio fue duro porque es algo desconcertante. Cuando confirmaron la noticia tuvimos muchos miedos y dudas, pero la primera noche nos abrazamos los tres y pensamos: es nuestro hijo», cuenta el director.
Moll y su mujer, la actriz Mónica Vic, sintieron la alegría propia de unos padres que acaban de tener un hijo, pero también transitaron por «ese dolor que con el tiempo se convirtió en alegría».
Según ha explicado Moll, todo empezó con un blog en el que comenzó a volcar sus «miedos y dudas» y que aún mantiene en activo, en el que también incluyó vídeos. Pronto recibió comentarios y el apoyo de la gente, por lo que decidió rodar este documental como si se tratara de un regalo para su hijo.
Moll cree que esa historia, presentada en la pasada edición del Festival de Málaga, puede ayudar al espectador a «conectar con el presente» y a «darse cuenta de que en la vida hay que parar un poco, estar en el aquí y ahora». «Hay que pasar por el dolor, aceptarlo, sacar el lado positivo y tomar la vida con sentido del humor».
El director espera que el documental sirva para «normalizar el síndrome de Down», hablar de la educación y el cariño, y dar un lugar a la paternidad y la maternidad. En este sentido, y preguntado por las deudas de la sociedad con este trastorno genético, Moll señala que «toda ayuda es poca». Por ello, cree que es importante «invertir tiempo y dinero» y también tener más información.
«Jan es fan de sí mismo»
En cuanto a la reacción que tuvo Jan, que el 4 de noviembre ha cumplido siete años, cuando vio la película, su padre ha explicado que le encanta y que es «fan de sí mismo». «Se la pone en bucle, se lo pasa bomba y está feliz», cuenta.
Para él, desde el principio esto ha sido «un juego», porque siempre ha estado al lado de una cámara. Además, vive estas grabaciones como «un regalo» y con ellas «siente el calor de la gente, que le dicen cosas cuando le ven». «Es un niño muy querido, algo que puede faltar cuando unos padres no tienen el hijo que esperaban», añade.
Preguntado por la elección entre el papel de padre y el de cineasta a la hora de desarrollar este proyecto, Moll ha indicado que tuvo que separar ambas labores en varios momentos del montaje para involucrarse como profesional.
«Hay cosas que quizás me hacían sentir pudor y que como montador sentía que debía estar en película, porque es un regalo que queremos hacer tanto ella como yo para normalizar», explica.
Preguntado por la continuidad de este proyecto, que algunas personas han comparado con el filme Boyhood, de Richard Linklater, Moll ha señalado que no sabe qué sucederá y de momento sigue con el blog y grabando, aunque «no con la misma intensidad».