«La guerra de Ucrania está enquistada, no se ve salida»
Jorge Nuño, secretario general de Cáritas Europa, ha visitado Ucrania para supervisar sobre el terreno la ayuda de la Iglesia y poner en marcha estrategias a largo plazo
«La ayuda del Papa Francisco para Ucrania se podría calificar como el gran fondo de la esperanza». Lo dice a Alfa y Omega Jorge Nuño, secretario general de Cáritas Europa. La campaña El Papa con Ucrania, que en abril de 2016 recaudó 16 millones de euros –cinco aportados por el propio Pontífice– para este país en guerra, ha sido «importantísima sobre todo para las 600.000 personas que viven en la zona de contención»; es decir, el área de 15 kilómetros de ancho y 500 de largo que rodea la zona de contacto entre las fuerzas separatistas prorrusas de Donetsk y Lugansk por un lado y el Ejército nacional ucraniano por otro.
El más de medio millón de habitantes de esta zona son, en su mayoría, «niños y personas mayores, porque las que estaban en edad laboral se marcharon. Son más frágiles ante la crudeza del invierno, necesitan más medicinas», y están en un lugar de difícil acceso. Por eso los responsables de la campaña decidieron concentrar sus esfuerzos en llegar a ellos. «Si les preguntas quién les ha dado esperanza, te dirán que ha sido el Papa. Y, con el Papa, los millones de católicos europeos y las conferencias episcopales que hicieron sus propias aportaciones. Ha sido todo un símbolo de la solidaridad de toda Europa con Ucrania», subraya Nuño desde la capital ucraniana, Kiev.
A pesar de que la campaña tuvo lugar hace casi dos años, todavía no se ha repartido el total de lo recaudado. «Se optó por racionarlo, ante la posibilidad de que el conflicto se prolongara», explica el secretario general de Cáritas Europa. Celebra, además, que a la hora de distribuir los fondos «se haya involucrado a muchas organizaciones, católicas como nuestras dos Cáritas –la grecocatólica y la latina–, pero también no católicas. En algunos casos, son asociaciones que han puesto en marcha grupos de jóvenes o los propios afectados. Apoyarlos es clave en una sociedad que vive en un sistema político complejo y en la que hay mucha corrupción. La Iglesia está para apoyar a esta sociedad civil, en las distintas formas bajo las que se exprese».
Cambio de estrategia
Nuño ha estado en Ucrania unos días, visitando algunos de los proyectos de Cáritas y reuniéndose con sus responsables y con representantes de otras Cáritas europeas. «Ahora mismo nuestra gran preocupación y en lo que estamos trabajando es en elaborar una estrategia para pasar de una ayuda de emergencia a una ayuda más permanente. Consideramos que el conflicto está enquistado. Tiene que resolverse por vías diplomáticas, pero va a ser difícil. Mientras no se vea la salida del túnel, hay que mantener las ayudas».
Por eso, además de seguir proporcionando bienes materiales como comida y combustible –«la gente tienen que comer y están a temperaturas bajo cero»–, Cáritas apuesta por «otra labor importantísima: generar perspectivas de futuro. A la zona oeste del país, que ya tenía una tasa de desempleo bastante elevada, han llegado un millón y medio de desplazados internos que necesitan encontrar trabajo para labrarse un futuro. Nosotros queremos ayudar a la gente a salir adelante, a crear sus pequeñas empresas».
Y, aunque un futuro sin conflicto parezca todavía lejano, Cáritas ya está pensando en él. «Estamos empezando a tener talleres y actividades de construcción de la paz. Por ejemplo, juntamos a gente de los distintos territorios para que hablen unos con otros, vayan construyendo puentes y se vean posibles vías hacia la reconciliación».