La Guardia Civil se persona en Belorado - Alfa y Omega

La Guardia Civil se persona en Belorado

La exabadesa llamó a los agentes cuando llegó al monasterio una comitiva enviada por el comisario pontificio para tratar de abrir un cauce de diálogo y para notificar las resoluciones del proceso canónico y civil abierto contra las religiosas

José Calderero de Aldecoa
Exterior del convento de las clarisas de Belorado
Exterior del convento de las clarisas de Belorado. Foto: Iván Tome.

La Guardia Civil se ha personado este jueves en el monasterio de Belorado después de que se presentaran en el mismo una comitiva enviada por el comisario pontificio, el arzobispo de Burgos, Mario Iceta. Sus representantes querían tratar de abrir un cauce de diálogo y notificar las resoluciones del proceso canónico y civil abierto contra las religiosas. Recientemente, las clarisas de este cenobio se declararon en rebeldía y comunicaron su decisión de abandonar la Iglesia católica.

El altercado ha sido revelado por el Arzobispado de Burgos, que ha calificado lo ocurrido —así como la denuncia que la semana pasada interpuso la comunidad contra Mario Iceta— como «gestos de hostilidad que manifiestan la nula intención de la comunidad de establecer cualquier diálogo con la persona designada por la Santa Sede y su equipo».

Según la reconstrucción de los hechos publicada por el Arzobispado, la comitiva se presentó en el monasterio sobre las 14:00 horas. El grupo estaba formado por sor Carmen Ruiz, secretaria de la Federación de Clarisas Nuestra Señora de Aránzazu, «con el fin de establecer alguna línea de diálogo e interlocución con las monjas, de modo particular con las más mayores»; Rodrigo Sáiz, apoderado del comisario pontificio, «para comunicar las facultades jurídicas que le competen sobre la administración de los monasterios», y Carlos Azcona, notario del Tribunal Eclesiástico, «responsable de transmitir las notificaciones pertinentes de este Tribunal con respecto a la apertura del proceso canónico correspondiente a la declaración de abandono de la Iglesia católica». Todos ellos acompañados de la notario María Rosario Garrido, «quien ha cursado los requerimientos oportunos».

Tras ser atendidos por sor Belén en el torno y después por sor Sión en el locutorio, y pedir una entrevista con la exabadesa, sor Isabel, «esta ha transmitido a través de sor Belén que, excepto la notario, los demás “no eran bien recibidos” en el monasterio y que deberían abandonarlo, requiriendo la presencia de una patrulla de la Guardia Civil en el caso de negarse», se lee en el comunicado eclesial.

En ese momento, la notario ha entrado en una estancia interior para entregar los requerimientos pertinentes. Mientras tanto, sor Carmen Ruiz y Carlos Azcona han decidido esperar fuera. No así Rodrigo Sáiz, que ha esperado en el interior la llegada de los agentes de la Benemérita, «haciendo valer el derecho que le asiste como apoderado del comisario pontificio».

Con la Guardia Civil ya presente, el apoderado se ha identificado, ha dialogado con los agentes y estos han decidido practicar «diligencias a prevención». Posteriormente, Sáiz ha abandonado el monasterio. A pesar del suceso, el comunicado del Arzobispado de Burgos concluye mostrando la voluntad del comisario pontificio «de tender puentes y de encontrar vías adecuadas para alcanzar una solución».